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Editorial

La lucha del Casino, el Pacto Social y el peronismo de Puerto Madero

El Pacto Social que el gobierno prepara necesita despejarle el camino a los empresarios de todos los delegados y luchadores de base que sean una traba para mantener las superganancias capitalistas en base a los bajos salarios y las condiciones precarias de empleo.

Manolo Romano

24 de enero 2008

El Pacto Social que el gobierno prepara necesita despejarle el camino a los empresarios de todos los delegados y luchadores de base que sean una traba para mantener las superganancias capitalistas en base a los bajos salarios y las condiciones precarias de empleo. Por ello, mientras los dirigentes de la CGT se preparan para pactar nuevos techos salariales en las paritarias que comienzan en marzo, se ha desatado una verdadera “caza de brujas” por parte de la clase empresaria y los burócratas sindicales contra los delegados y activistas combativos, con la anuencia del gobierno y su ministerio de Trabajo, convertido en un verdadero gabinete antihuelgas.

En el Casino Flotante, para empezar por una patronal amiga de los Kirchner, el empresario Cristóbal López montó una provocación y permitió que una patota de matones del SOMU, dirigido por el corrupto “caballo” Suárez, los atacara y destrozara las instalaciones de su fuente de trabajo mientras realizaban una asamblea. Luego cínicamente acusaron de esos destrozos a los trabajadores para justificar los despidos. Encima, en un acto de carnereaje sin precedentes la cúpula de los seis gremios que pretenden el “encuadramiento” de los trabajadores y se arrogan su representación contra sus legítimos delegados, ha hecho causa común con la patronal. El gobierno de Cristina, el Ministerio de Trabajo y la justicia hicieron todo tipo de maniobras para derrotarlos, mientras la Prefectura, esa fuerza compuesta por genocidas como Febres y que responde a la presidencia, los reprimió brutalmente y la propia patronal les envía grupos de choques de patovicas para intimidarlos.

La del Casino es la más emblemática y conocida de toda una serie de luchas de una nueva generación y organizaciones combativas y antiburocráticas que también están librando duras batallas contra los anticipos del Pacto Social. Los obreros de la textil Mafissa de La Plata y su comisión interna combativa también resisten despidos discriminatorios con huelgas, piquetes y marchas. En la autopartista Dana de Grand Bourg, 70 matones y barrabravas reclutados por la patronal y la cúpula del Smata, atacó brutalmente con palos y cuchillos a los metalmecánicos que fueron al paro total contra la patronal que despidió al principal delegado, entre otros trabajadores. Luego, contra el piquete de los trabajadores, la empresa volvió a poner la planta en funcionamiento apelando directamente a la policía que le envió el gobierno (por el mismo ministro Aníbal Fernández que dice, contra Macri, “no vamos a reprimir la protesta social”). La lista es aún más amplia y abarca desde los ataques de los matones de la UTA contra los delegados del subte, hasta la represión policial contra los obreros de la Textil Pagoda en San Luis o los trabajadores del ajo en Campo Grande de Mendoza.

Los atacan porque son parte de lo nuevo que comienza a surgir en la clase trabajadora, y no se disciplinan a los viejos dirigentes sindicales corruptos que las patronales mantienen con todo tipo de prebendas y coimas. Deciden democráticamente en asambleas, eligen delegados que responden a sus compañeros y se rebelan contra la superexplotación y las jornadas insalubres de trabajo, y por eso vienen haciendo lo imposible por derrotarlos. Quieren llegar al inicio de las paritarias con los sectores combativos lo más debilitados que puedan, para evitar que haya una alternativa a las variantes del Pacto Social que representarán las burocracias sindicales. Como mostramos en estas páginas (ver 4 y 5) cientos de delegados combativos y antiburocráticos han iniciado un camino de coordinación y reagrupamiento que tenemos que alentar y desarrollar en ese camino.

Carrera de velocidades

Pero para la izquierda obrera y socialista, allí no termina la tarea. Desde las modernas oficinas del edificio Costero de Puerto Madero (tan lejos y tan cerca de los piquetes que los jóvenes del Casino mantienen contra su amigo Cristóbal López), Néstor Kirchner trabaja en el rearmado del PJ bajo su dirección. Los actuales intendentes del conurbano bonaerense, como Mario Ischii de José C. Paz, que juegan un rol de primer orden en el aparato peronista a la hora de ganar elecciones (“La semilla de la política está en los municipios”, es uno de los lemas oficiales), fueron los primeros en manifestar su apoyo al operativo “Kirchner conducción”.

Claro está, el “nuevo PJ” necesitará el decisivo apoyo de la dirigencia sindical oficialista. No sólo Hugo Moyano dijo que Kirchner es la “figura indiscutible para presidir el PJ”. También Amadeo Genta, mientras pacta los despidos de municipales con Macri, sostuvo que “el Dr. Néstor Kirchner es la figura clave para ocupar la presidencia que hace falta”.

Aunque lejos del viejo papel de “columna vertebral”, la burocracia intentará colocar sus hombres en puestos dirigentes en contraprestación a su desempeño en el Pacto Social y las paritarias.
En fin, después de haber usado el taparrabos de la “transversalidad” y la “renovación de la política” para mostrarse distinto al viejo régimen de partidos, el ex presidente busca recauchutar el viejo aparato del justicialismo.

“Kirchner busca dotar al gobierno de su mujer de una garantía ante cualquier contingencia que surja de la discusión de un acuerdo social, la discusión salarial en primer lugar, o bien como producto de un escenario económico internacional fuertemente inestable” dijo Clarín analizando las premisas del oficialismo. A confesión de partes, relevo de pruebas. Lejos de suponer que el crecimiento económico será eterno, como le quieren hacer creer a los trabajadores, se preparan para futuras crisis con el intento de reconstruir un partido que pueda actuar de “contención” como lo hizo el viejo PJ luego de 2001. La crisis financiera internacional -que comenzó en el gran centro del sistema capitalista, el propio EE.UU.- no sólo pondrá límites al crecimiento económico sino que puede generar nuevas convulsiones agudas. Los analistas oficiales, en momentos en que la bolsa de Buenos Aires cae estrepitosamente, tratan de dar visiones tranquilizadoras sobre las “defensas nacionales” ante semejante crisis del capitalismo global.

Se basan en los superávit fiscal y comercial y en que China -principal comprador de los alimentos que exporta Argentina-, aunque se viera afectada, no dejaría de comprar alimentos, limitándose el impacto sobre el país a un encarecimiento del crédito (lo cual no es poco). Pero lo cierto es que, aunque en lo inmediato no se produzca una caída de los precios de las materias primas, la rama “estrella” del “modelo industrial” con que los Kirchner han ganado consenso -la industria automotriz-, vuelca sus exportaciones mayoritariamente a Brasil y México, este último completamente dependiente de la economía norteamericana. Más allá de los ritmos en que esto se desarrolle, insistimos en que se termina una etapa que desvió las jornadas de 2001 en base a que millones creen poder mejorar su nivel de vida evolutivamente, y se viene otra en la que reaparecerán los signos de la crisis capitalista.

El llamado del PTS a la izquierda obrera y socialista a dar pasos en la formación de un partido revolucionario común se demuestra cada vez más acuciante: “Nuestra preocupación es que mientras ya hay signos que preanuncian tiempos de nuevas crisis económicas, políticas y choques de clases más violentos, estamos retrasados en la preparación de una dirección política, un partido revolucionario que pueda intervenir decisivamente en los acontecimientos”, decimos en la Carta que enviamos a los compañeros del PO y las fuerzas con quienes formamos el Frente de Izquierda y los Trabajadores por el Socialismo (ver declaración). Los esfuerzos conjuntos que el PTS y el Partido Obrero estamos haciendo, por ejemplo, para ayudar a la heroica lucha de los jóvenes del Casino, permite una base común para avanzar en debatir esta propuesta lo antes posible.

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