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Mujer

Suplemento Especial de Pan y Rosas para el XX Encuentro Nacional de Mujeres

La lucha del Garrahan y las mujeres de la salud

6 de octubre 2005

La salud de las mujeres de la salud

Mercedes (enfermera y delegada de la Junta Interna de ATE del hospital de niños porteño Juan P. Garrahan, junta opositora a la conducción del burócrata Micheli), nos cuenta: “cumplimos guardias de 10 horas. Trabajar en un hospital de niños no es fácil: aparte del trabajo que hacemos, que es muy complejo, una se lleva la carga emocional a su casa, por eso hay muchos compañeros en tratamiento psicológico o psiquiátrico. Sumado a eso, el problema de no llegar a fin de mes y los problemas de cualquier otra mujer.”
Además de trabajar en el hospital, estas mujeres sufren la continuidad de la jornada laboral en sus hogares, donde las esperan el cuidado de sus familias y las tareas domésticas. ¡Otras 56 horas semanales de un trabajo que no es reconocido como tal y que, por tanto, no es remunerado!

La mamá y la enfermera

Son las y los trabajadores quienes diariamente defienden el derecho a la salud, el engranaje que sostiene el funcionamiento del hospital. Será por eso que los agravios de los funcionarios y el gobierno, que buscan deslegitimar su lucha, no tienen efecto entre los familiares de los niños, que conocen bien la situación. Una mamá explica: “los padres apoyamos a esta gente. Ellos amanecen acá, comen acá, viven acá con nosotros. El presidente que diga, ¡no están sus nietos, están nuestros hijos!, ¿por qué? Porque somos humildes. ¡No señor! ¡Que les den el aumento y lo que les corresponde!.”

Trabajadoras en pie de lucha

A pesar de sus bajísimos salarios, las largas horas de trabajo, la convivencia cotidiana con sufrimiento, enfermedades y muerte, las tareas domésticas que las esperan a la salida del hospital, las trabajadoras del Garrahan están en pie de lucha. Luisa (enfermera y delegada paritaria) aclara: “existen muchas presiones, familiares y de todo tipo, para los que estamos peleando. Para seguir luchando necesitamos el apoyo de nuestros maridos y familiares”, algo que justamente muchas veces no existe, especialmente si las que protestan son mujeres. Otra de las cosas que destaca es el rol nefasto de algunas supervisoras y jefas de enfermería, que además de boicotear la lucha, son responsables de que muchas veces a las trabajadoras se les nieguen derechos básicos como el cambio de turno cuando tienen hijos, lo que impide que los vean el de por sí poco tiempo que podrían hacerlo (ya que en general deben sumar 14 o 17 horas de trabajo para llegar a fin de mes).

Garrahan escucha: tu lucha es nuestra lucha

Pero el Garrahan no está solo: en decenas de hospitales argentinos el colapso del sistema de salud pública ha llevado a los y las trabajadoras a levantarse y luchar. Y esto excede a nuestro país: en Perú, por ejemplo, miles de enfermeras están realizando huelga de hambre para exigir condiciones de trabajo dignas.
Desde la agrupación Pan y Rosas nos solidarizamos activamente con todas las trabajadoras de la salud y denunciamos que “terrorismo sanitario” es la política del gobierno de Kirchner y su ministro Ginés González García, que mantienen la salud pública hundida en el ahogo presupuestario.
Las mujeres que luchamos por nuestros derechos debemos impulsar la solidaridad activa con estas trabajadoras y desenmascarar a un ministro que demagógicamente habla de despenalizar el aborto e incluso firma el petitorio de la campaña por su legalización, mientras pretende imponer la mano dura contra aquellas enfermeras que, en los hospitales, atienden a quienes llegan con las consecuencias de un aborto clandestino, las que cuidan nuestra salud y salvan a nuestros hijos. Hoy ellas dicen presente en el Encuentro Nacional de Mujeres, y todas nosotras tenemos que actuar como un hilo conductor, llevando a cada punta del país la experiencia de su lucha. Porque como explica Luisa: “no sólo tenemos que encargarnos de cubrir las necesidades materiales de nuestros hijos. Tenemos que enseñarles que tienen que luchar por su dignidad, y que las realidades sociales nunca se van a poder tapar”.

Prensa

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