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DISPUTAS EN LA CUMBRE IBEROAMERICANA

Los Kirchner con el rey y la Repsol

Christian Castillo

15 de noviembre 2007

Así es que la nueva edición de la cumbre empezó con los cruces entre Tabaré y Kirchner por Botnia, en la que el rol mediador de España quedó desairado ante las inversiones de la multinacional finlandesa en Uruguay. Y terminó en un escándalo con los choques verbales de Chávez con Rodríguez Zapatero y el rey Juan Carlos de Borbón quien, desencajado y con prepotencia de monarca imperialista, le dijo al venezolano “¿Por qué no te callas?”, cuando el bolivariano defendía, frente a las críticas del actual primer ministro “socialista”, la calificación de “golpista” y “fascista” que había hecho de Aznar el día anterior. También los presidentes de Ecuador, Rafael Correa, y de Nicaragua, Daniel Ortega, pronunciaron discursos acusatorios contra las empresas españolas.
Como expresó claramente en su discurso en la cumbre, donde hizo hincapié en la “defensa de la propiedad privada” y la necesidad de “seguridad jurídica”, Rodríguez Zapatero actúa, siguiendo lo hecho por Felipe González y por Aznar, como un lobbysta de los intereses de las empresas españolas en la región. Estas se han beneficiado fuertemente de las posiciones conquistadas y no quieren ceder terreno, viendo con preocupación el creciente cuestionamiento a las cuantiosas ganancias que embolsan a costa de nuestros pueblos. Repsol, por ejemplo, que es una empresa petrolera de un país sin petróleo, se expandió a partir del control que obtuvo de YPF, usufructuando las inversiones en exploración hechas en tiempos que la empresa era estatal y bajando las reservas petroleras en nuestro país de 30 años que existían cuando pasó a manos de la empresa española a menos de 7 que se calculan existen actualmente.
El incidente de la cumbre tuvo su origen en la presencia de Aznar en Venezuela días atrás, donde habló abiertamente contra Chávez para beneplácito de la oposición derechista en el marco de los enfrentamientos por la reforma constitucional. La denuncia de Chávez sobre el apoyo abierto del líder Partido Popular y entonces jefe del Estado Español–y del rey- al golpe gorila de abril de 2002 fue en respuesta a esa intervención en la política venezolana y no producto de una escalada chavista contra el capital español que opera en Venezuela, donde tienen presencia y hacen buenos negocios Repsol YPF; los bancos Santander y BBVA; las contructoras Abertis y OHL; Mapfre; Grupo Prisa y Acciona. No hay que olvidar que Repsol ha participado de las nuevas concesiones en la franja del Orinoco, conformando empresas mixtas con PDVSA y que en Bolivia renegoció su participación con el gobierno de Evo Morales.

Botnia y la pleitesía kirchnerista con Su Majestad

Mientras la cumbre se polarizaba, Kirchner optó por no decir palabra, luego de que había hecho un “frente único” con el rey ante el anuncio de Tabaré de poner a Botnia en funcionamiento. Lo del presidente uruguayo no sorprendió a nadie. Frente a la crítica que había recibido de la oposición blanca y colorada de haberse “arrodillado ante Argentina” por haber postergado la puesta en funcionamiento de la planta la semana anterior, la resolución de autorizar el funcionamiento de la pastera en plena cumbre fue no otra cosa que la concreción de una decisión tomada desde un comienzo por el gobierno del Frente Amplio de defender a fondo los intereses de la multinacional finlandesa. En Uruguay, el gobierno y la oposición han hecho causa común en impulsar una reaccionaria campaña chovinista demonizando a los asambleístas de Gualeguaychú, que tiene como eje mostrarse como un país dispuesto a garantizar la rentabilidad de las inversiones imperialistas. Así el gobierno del “progresista” Frente Amplio disputa con el de Lula y Bachelet, y con los de Uribe y Alan García, el de los más proimperialistas de la región. Hace algunos números, la revista de humor político Barcelona hablaba irónicamente del esfuerzo que hacían la Iglesia, Carrió y la Sociedad Rural para que Kirchner se muestre como progresista. Algo similar podríamos decir de cómo la política servil de Tabaré le permite a Kirchner reacomodarse, cuando pocos días antes Cristina Fernández había enervado a los asambleístas diciendo que había que tomar como un hecho que la pastera iba a operar. Queda claro que la “mediación” del rey, solicitada por el gobierno argentino, no fue otra cosa que una forma de ganar tiempo para tratar de evitar que la movilización de Gualeguaychú se profundice y se nacionalice, dando lugar a un movimiento que unifique los reclamos contra la contaminación provocada por la sed de ganancias de los capitalistas. Mientras en el mismo Estado Español vienen creciendo los reclamos contra la monarquía, y en nuestro continente aumentan los rechazos al neocolonialismo español, los Kichner se han caracterizado por su extrema pleitesía ante el monarca y por garantizar a los capitalistas españoles que aquí seguirán teniendo ganancias seguras. No en vano entre los aportantes oficiales a la campaña de Cristina Fernández figuran algunos de los más altos ejecutivos de Repsol-YPF: Tomás García Blanco, director de Exploración y Producción; Fabián Falcó, director de Relaciones Externas; Gonzalo López Fanjul, director General Adjunto; y Alfredo Pochintesta, director de Markenting Argentina. Lo que se dice una “inversión” pensando en los negocios presentes y futuros.

La lucha por el control de los recursos naturales

La cumbre mostró la irrealidad de quienes auguraban que de la mano de los gobiernos “progresistas” se avanzaría en la integración de la región. La unidad económica y política de nuestros países requiere de la liberación de la dominación imperialista, y esa es una tarea que las burguesías locales y sus gobiernos, más allá de roces y enfrentamientos episódicos, mostraron durante el siglo XX que no las llevarán adelante. Su rol es ser socias menores de la explotación imperialista. Es la clase obrera latinoamericana, acaudillando al conjunto de las masas oprimidas de la región, en primer lugar a los campesinos, la que tiene por delante encabezar la lucha por poner en pie gobiernos obreros y campesinos y una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina. En ese camino, la lucha por el control de los recursos naturales, hoy predominantemente en manos de empresas imperialistas, es una de las grandes disputas de la hora. Una lucha que para ser dada hasta el final no puede quedar en manos de gobiernos como los de Chávez o Evo Morales, que sustentan un modelo de “economía mixta” -es decir, de asociación de los estados con el capital imperialista- sino que requiere de la intervención activa de las masas obreras y campesinas, con la demanda de la nacionalización sin pago y bajo administración de los trabajadores del petróleo, gas y empresas energéticas en todos nuestros países.

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