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MEDIOS

Los medios para un fin (de lucro)

En octubre de 2009 se sancionó la ley N° 26.522 de servicios de comunicación audiovisual. Pasados tres años hay un panorama más claro de cuánto había de promesa y cuánto de realidad en el discurso kirchnerista sobre la democratización de los medios.

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16 de agosto 2012

En octubre de 2009 se sancionó la ley N° 26.522 de servicios de comunicación audiovisual. Pasados tres años hay un panorama más claro de cuánto había de promesa y cuánto de realidad en el discurso kirchnerista sobre la democratización de los medios.

Hoy podemos decir en concreto que el llamado tercer sector que abarca a todas las organizaciones sin fines de lucro, y al cual la ley le reserva un 33% del espectro, no creció ni tampoco hay políticas en curso que tiendan a desarrollarlo. Es más, la tendencia sigue siendo hacia la concentración de los medios comerciales como se vio con la compra de los medios de Daniel Hadad por el empresario oficialista Cristóbal López1, o con la actual avanzada del Grupo Uno de Vila – Manzano contra Clarín. Mientras, al sector sin fines de lucro que hace años viene haciendo comunicación alternativa e independiente de todos los gobiernos, no se la ha otorgado ninguna licencia desde la sanción de la ley.

Por este y otros aspectos de la política llevada adelante por la AFSCA2 desde la sanción de la ley, a diferencia de quienes integran FARCO3, no creemos que exista voluntad política de desarrollar el tercio sin fines de lucro. En primer lugar debido a la concepción comercial que tienen sobre los medios de comunicación. A nivel de los redactores de la ley esto se expresó al meter en la misma bolsa a pequeñas y medianas empresas o fundaciones con medios alternativos y comunitarios. A nivel de los aplicadores se pudo ver en los llamados a concurso para las nuevas señales de TDA4, donde además del valor de los pliegos (que partían de $40.000), se exigía que los ganadores de licencias funcionaran como empresas, con la relación obrero/patronal como punto indiscutible. Algo absurdo cuando estamos hablando de medios sin fin comercial.

En cuanto a los planes de fomento y financiación para el tercer sector, las políticas de la AFSCA se reducen a cero. En épocas de sintonía fina se podría pensar que es una decisión política no invertir en medios, pero esto no es así. El Estado destina partidas millonarias para los medios privados de comunicación. La pauta oficial por ejemplo maneja millones de pesos mensuales que estos días se están disputando con fallos judiciales de por medio. Si no existieran estas partidas la mayoría de las empresas mediáticas se verían en problemas, recordemos que sólo Canal 13 y Telefe se sostienen por su propia pauta publicitaria. Además el Estado colabora con el financiamiento de estas empresas con otras medidas como la eximición de impuestos o los subsidios para compras de nuevos equipos.

Una medida elemental con la que se podría haber dado una muestra de la intención de fortalecer el sector sin fines de lucro hubiera sido otorgar licencias a los medios alternativos que ya transmitimos y así sacarnos de la alegalidad en la que nos encontramos. Pero para los funcionarios de AFSCA esto es imposible. Sin embargo queda claro que no es un problema de encuadre legal sino de decisión política como lo demuestran los casos de las señales de TDA privadas que fueron asignadas a modo de permisos experimentales al sindicato de la UOCRA, Construir TV y a Claudio Villarruel para montar la señal de noticias ultraoficialista 360 TV. En nuestro caso, obtener algún tipo de legalización nos abriría la posibilidad de avanzar hacia la resolución de otro problema, tal vez el más importante de nuestros medios, que es el de la llegada5.

Tal vez para los funcionarios de la AFSCA alternatividad es igual a marginalidad. Nuestra alternatividad se basa exclusivamente en los contenidos que transmitimos, alternativos a los discursos hegemónicos de los distintos sectores burgueses que se expresan en los medios masivos. Y es esta alternatividad en el contenido la que nos condena a la marginalidad en el alcance, que sólo se rompe cuando la realidad irrumpe como ocurrió en nuestro país con algunas luchas de trabajadores o con escándalos como el del Proyecto X. Se plantea entonces la pregunta ¿es posible para nosotros ser masivos? En distintos rincones del mundo vemos cómo con la emergencia de las masas surge la necesidad de apropiarse de los medios o crear los propios. Últimamente lo vimos en México con la toma simbólica de Televisa por parte del movimiento Yo soy 132 o en la reciente ocupación en el Estado español de la Radiotelevisión Valenciana por parte de sus trabajadores ante el anuncio de despidos. En 2006 lo vimos también en México con la experiencia más avanzada de los últimos años con la toma de los canales y las radios por parte del pueblo durante la lucha de la Comuna de Oaxaca. Con estos ejemplos queda claro que no es un problema de empresarios malos y gobiernos buenos que quieren combatirlos pero no pueden. Sería ingenuo de nuestra parte pedir plena libertad de expresión a las corporaciones que dominan los medios bajo el sistema capitalista. Igual de ingenuo sería en los marcos de este sistema pensar que se puede escapar definitivamente a la lógica comercial imperante. Como pone sobre la mesa la acción directa de las masas, el problema de fondo se resuelve con la toma de los medios por parte de los sectores obreros y populares organizados junto a los trabajadores de los propios medios. Pero esta resolución no puede estar desligada de un cambio de sistema social. Mientras tanto, la pelea por canales de expresión y medios propios será una arista más de la lucha de clases. Es desde esta perspectiva que levantamos nuestros propios medios para disputar el sentido que imponen las distintas corporaciones mediáticas y esta disputa no puede estar desligada de la pelea por la masividad ya que nuestra ambición es llegar a los más amplios sectores de la clase obrera y el pueblo.

En pocos días se cumple el plazo para que la AFSCA presente los nuevos llamados a concurso para señales de TV del sector sin fines de lucro. Queda claro que la democratización que ellos pregonan no es la nuestra. Sin embargo, junto a distintos medios alternativos e independientes nos encontramos movilizados para exigir que las nuevas resoluciones efectivicen el 33% del espectro para el sector sin fines de lucro, con concursos específicos para los medios alternativos, costo cero de los pliegos y planes de fomento para garantizar la transmisión de las señales.

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