Federico Engels escribió en su Dialéctica de la Naturaleza: «no nos envanezcamos demasiado de nuestra victoria sobre la Naturaleza, porque ésta se venga de cada una de nuestras victorias... A cada momento se nos recuerda que no dominamos la Naturaleza como un conquistador a un pueblo extranjero sojuzgado, que no la dominamos como quien es extraña a ella, sino que le pertenecemos en carne y sangre y cerebro y vivimos en su regazo».
Desde sus primeros días el capitalismo tuvo una actitud de desprecio y saqueo hacia la naturaleza, como si los recursos que provee fueran infinitos. Hace 150 años no podía preverse que la anarquía capitalista pondría en peligro el equilibrio ecológico global. Hoy esto es una realidad patente y la salida desde el marxismo revolucionario a esta crisis no puede ser otra que la revolución proletaria internacional, mediante la introducción de la razón en la esfera de las relaciones económicas.
Los marxistas revolucionarios del siglo XXI tenemos el desafío de incorporar política, teórica y programáticamente el problema de la crisis ambiental contemporánea y expandir las miras de nuestra crítica hacia este terreno.