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Los trotskistas, las elecciones y el movimiento obrero. Una respuesta a Guillermo Almeyra

En las últimas semanas, el blog del IPS ha concentrado, con una publicación casi diaria de notas y artículos, las principales declaraciones de apoyo al Frente de Izquierda y de los Trabajadores en el seno de la intelectualidad y el mundo académico, artístico y de la cultura.

PTS

26 de mayo 2011

En las últimas semanas, el blog del IPS ha concentrado, con una publicación casi diaria de notas y artículos, las principales declaraciones de apoyo al Frente de Izquierda y de los Trabajadores en el seno de la intelectualidad y el mundo académico, artístico y de la cultura.

Todas estas declaraciones han suscitado el inicio de distintos debates que hoy recorren, sin exagerar, al conjunto de las corrientes, agrupaciones y espacios que se reivindican de la izquierda en la Argentina.

Es que el profundo impacto político generado por el Frente de Izquierda ha abierto un extenso campo de diálogo político con sectores amplios que desde la izquierda, e incluso más allá de esta, extienden su apoyo político y democrático al Frente. Esto se expresa, ante todo, en las casi cuatrocientas firmas de docentes, intelectuales y artistas en apoyo al FIT conseguidas en unas pocas semanas, así como en las distintas expresiones de apoyo en sectores del movimiento obrero y estudiantiles. En ese sentido, podemos decir que el Frente constituye mucho más que la suma de sus componentes, abriendo así no sólo la posibilidad de establecer un diálogo de masas en la lucha contra la proscripción del gobierno kirchnerista, multiplicando los apoyos y esfuerzos para superar los obstáculos de aquí a las elecciones de octubre, sino también de avanzar en nuevos debates que permitan avanzar en la organización política de sectores de la vanguardia obrera y juvenil, y por supuesto, de la propia intelectualidad de izquierda.

Desde el PTS y el Instituto del Pensamiento hemos puesto este blog al servicio de profundizar ampliamente estos debates entre todos los que apoyan al FIT, sea su apoyo crítico o sin condiciones. Esto es así porque, como decimos en una primera evaluación de estos debates que ya hicimos en un artículo aparecido en este blog y en nuestro semanario La Verdad Obrera, “la apertura y desarrollo de debates políticos e ideológicos con aquellos que apoyan el FIT y con aquellos partidos que lo constituyen junto al PTS, como el PO e IS, incluso sobre cuestiones que no compartimos, no sólo no debilita sino que fortalece una política que permita a la izquierda aprovechar un escenario como el electoral para la difusión de sus ideas y perspectivas, en contraste con el derrotero de la intelectualidad kirchnerista, apóstoles del nuevo conformismo ocupados en celebrar la “hegemonía cultural” del kirchnerismo (según la lectura hecha por Sarlo) cuya práctica intelectual es suspender toda crítica o discusión para abroquelarse detrás de los mandatos presidenciales y las necesidades electorales.”

En este espíritu, afortunadamente la discusión continúa y Guillermo Almeyra nos ha enviado una respuesta a los planteos que generó su apoyo crítico al FIT que agradecemos y también publicamos. En el mismo, Almeyra se extiende sobre las críticas específicas realizadas a los principales partidos que conformamos el frente, el PTS y el PO, ampliando los argumentos de su primera declaración, respondiendo objeciones y reconociendo en varios puntos la validez de distintas réplicas que le planteamos.

Aunque sin dejar de sostener su crítica a lo que considera un método de formar un frente electoral más “por la imposición de los plazos electorales que fija el gobierno” que por necesidades más importantes como “la lucha por la democracia y contra el capitalismo” -argumento al que ya contestamos y no vemos necesario volver aquí-, en su nuevo artículo Almeyra nos hace un reconocimiento importante: destaca “la importancia de la participación en el FIT de la corriente clasista del Sindicato Ceramista (lista Marrón) y de diversas comisiones internas y agrupaciones obreras clasistas de varios lugares del país. Aunque esa participación no basta para definir el sentido y los límites del FIT, sí es en cambio altamente esperanzadora ya que es el elemento fundamental para que la existencia del FIT –nacido de una exigencia electoral- no se limite a una campaña electoralista y sirvan para construir en el conjunto de los trabajadores una tendencia clasista en la que militen los revolucionarios socialistas que votarán por el FIT, para no perder espacios democráticos y propagar un programa clasista”.

Pero a continuación, nos hace una crítica que francamente es contradictoria con este reconocimiento. Nos cuestiona que en nuestro espíritu político está el “privilegiar la muy mal llamada ‘troskósfera’ suponiendo así la existencia de ‘lazos familiares’ entre todos los que hablan de Trotsky

Antes que nada, hace falta una aclaración. La “troskósfera” no es más que la denominación –un poco en serio, un poco en broma, hay que decirlo- que le dimos a las decenas de blogs de militantes y simpatizantes del PTS que existen en la blogósfera (para quienes no la conozcan, aquí puede encontrar la mayoría de estos blogs aglutinados en un solo sitio: http://www.netvibes.com/latroskosfera#), en oposición a la llamada “peronósfera”, es decir la extensa red de blogueros peronistas y kirchneristas dispuesta para fundamentar la necesidad para los sectores progresistas que apoyan al gobierno, de tragarse todos los sapos que Cristina Fernández está produciendo en amplias dosis.

No obstante esto, comprendemos el sentido de la crítica de Almeyra, que quiere decirnos que privilegiamos la relación con los grupos trotskistas y no con la vanguardia obrera y juvenil que obviamente no es trotskista, pero si influenciable por las ideas de los revolucionarios. Vayamos por partes entonces.

Para nosotros, los acuerdos con las corrientes que tenemos acuerdos programáticos como el PO, son obviamente muy importantes. No se trata de un privilegio de “lazos familiares”, sino de importantes puntos de acuerdo programáticos que en este caso acercan quienes integramos el FIT, aún con importantes diferencias que nos separan, principalmente de práctica política y que planteamos cotidianamente de forma pública. Estos acuerdos, que son la base de una asidua intervención en la lucha de clases, contra el gobierno, los capitalistas y la burocracia sindical conciliadora, también hacen a puntos centrales que nos interesa expresar en un terreno de politización de masas como es el electoral, en un contexto donde lo que impera en las masas trabajadoras son las expectativas reformistas y no tendencias a la radicalización. No privilegiar esta perspectiva en el momento actual, sería para nosotros renunciar a plantear una perspectiva política independiente de las alternativas patronales.

Sin embargo, esto no es todo lo que hace el PTS. Lejos de “cocinarnos en nuestra propia salsa” trotskista como nos dice el compañero Almeyra, a diferencia de nuestros aliados electorales, desde el PTS tenemos trabajo en decenas de fábricas y empresas en las que formamos agrupaciones clasistas con compañeras y compañeros que lejos están de ser marxistas revolucionarios, o sea trotskistas, sino que son en su mayoría militantes obreros antiburocráticos y clasistas. Estas agrupaciones son el motor que impulsa una corriente del sindicalismo de base en todo el país y que publica el periódico Nuestra Lucha, que desde hace años impulsamos junto a los ceramistas de Neuquén y acaba de salir nuevamente a la calle con una tirada de 15mil ejemplares y mucho más musculo que en épocas anteriores. Sólo para nombrar algunas de las comisiones internas y delegados sindicales que lo impulsan en las grandes industrias y servicios, están las compañeras y compañeros del Sindicato Ceramista de Neuquén, de Kraft, de la Bordó del FFCC Roca, del Subte, de la gráfica Donnelley, de Fate, Stani-Cadbury, del Smata, así como docentes, telefónicos, aeronáuticos, metalúrgicos, estatales, papeleros, costureros, del ajo y otros gremios).

Esta alianza que tenemos con sectores clasistas y combativos del movimiento obrero es para nosotros estratégica en sí misma, porque enfrenta en la lucha de clases y la acción cotidiana a la burocracia, las patronales y, como en el caso de Kraft, no solo al estado burgues –que reprimió a los trabajadores–, sino también a la mismísima embajada norteamericana. En este sentido, nuestra política en el movimiento obrero (formando agrupaciones, impulsando el periódico Nuestra Lucha, etc.), no responde a una concepción estrechamente pedagógica, propagandística y mucho menos meramente politicista de la relación entre el marxismo y la clase obrera. Por el contrario, responde a que entendemos la acción común como la mejor forma de fusionarnos y alcanzar un programa y una estrategia revolucionaria compartida con estas compañeras y compañeros, que son los mejores elementos de la vanguardia obrera, sin dejar de establecer un dialogo permanente con las grandes masas explotadas.

Es justamente esto lo que quiso expresar nuestro compañero Raúl Godoy en su discurso en la plaza el pasado Acto del 1° de mayo: “Lo más grande que hemos logrado en Zanon, no es ni el control obrero, ni la fábrica tomada, con todo lo importante que eso significa. Lo más importante que hemos hecho es una alianza de los trotskistas del PTS con el sector clasista independiente del sindicato, que durante 10 años fuimos superando pruebas en la lucha de clases y mantuvimos un rumbo clasista en Zanon y el Sindicato Ceramista. Sobre la base de esta experiencia común apostamos a más, a construir juntos un partido revolucionario e internacionalista…Esto lo tenemos que multiplicar por cien, por mil, en todo el país, porque el partido que necesitan los trabajadores para la revolución es una tarea en la que los obreros debemos estar a la cabeza.” No es por falsa modestia, pero no hay ningún otro partido de la izquierda trotskista que haga esto.

Esta política responde al mismo tiempo a otro cuestionamiento que nos hace Almeyra, y es “no tener una discusión especial y didáctica con el sector que es el único protagonista potencial del cambio social en la Argentina: los trabajadores y sectores populares no socialistas, todavía influenciados por las concepciones peronistas sobre la unidad nacional”, es decir, no con la vanguardia de obreras y obreros que son parte del sindicalismo de base, sino con los que adhieren más o menos conscientemente al kirchnerismo. Pero es justamente sobre estos sectores de trabajadores “no socialistas” que intentamos desarrollar una política sistemática de diálogo, buscando combatir sus ilusiones con las concesiones que pueda otorgar el gobierno, planteando la necesidad de fortalecer al sindicalismo de base y darle una expresión política.

No combatimos al kirchnerismo solo en la blogósfera (en la que, dicho sea de paso, nos responden asiduamente desde los kirchneristas de ocasión hasta los más ortodoxos peronistas de paladar negro) lo hacemos en los grandes establecimientos de la producción y los servicios donde hoy como ayer se concentra el proletariado.

Saludamos nuevamente el debate y esperamos continuarlo, mas escapándole a la vez a otro peligro: el que nuestras discusiones queden ahora circunscriptas a la “izquierdósfera”. Es necesario por ello llevar la lucha en común contra la proscripción y en apoyo al Frente de Izquierda a un cuestionamiento profundo al gobierno kirchnerista y el antidemocrático régimen de esta “democracia para ricos”, como gustaba decir a Lenin.

Esteban Mercatante y Diego Lotito, militantes del PTS y autores de los blogs Punto de Desequilibrio y El Diablo se llama Trotsky

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