Ante el fracaso de las negociaciones del sindicato petrolero en Buenos Aires con la Cámara empresarial y el Gobierno Nacional, el poderoso gremio decidió llevar a todos los petroleros de Río Negro y Neuquén, al paro general. La medida se concretó en principio como apoyo a los trabajadores de la empresa Pride, que durante varias semanas desarrollaron paro de actividades no sindicalizados, reclamando que no les descuenten el impuesto a las Ganancias de sus sueldos.
El gremio de Pereyra mantuvo una firme postura ante sus propios afiliados, no apoyando ninguna medida y respetando las negociaciones en Buenos Aires.
La situación, generó resquemores entre los afiliados de Pride y el gremio, pero Pereyra supo mantener a los petroleros de esa compañía bajo sus términos, para poder continuar el diálogo con las empresas, pero con paro debajo del brazo.
Sin embargo, los tiempos se agotaron y la actividad petrolera quedó detenida por completo.
Ayer a las siete de la tarde, con una simple llamada a los delegados de cada compañía petrolera, los operarios comenzaron a bajar de los yacimientos en masa.
Varios aparatos de bombeo se detuvieron por decisión de las mismas empresas productoras, para evitar derrames de petróleo y otros incidentes ambientales.