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Raúl Godoy: "Si hay una lucha que merece ser dada, es la lucha por la revolución"

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17 de noviembre 2011

Hoy es una jornada triste para todos los clasistas y los revolucionarios. Queremos homenajear a un obrero clasista de los ’70, Gregorio Flores. El mejor homenaje que le podemos rendir es construir el partido revolucionario para terminar con la explotación capitalista.

Siempre digo que no tiene sentido que los revolucionarios pasemos por los sindicatos y después sigan siendo la misma estructura burocrática. Por eso en el SOECN tomamos los aportes de Mariátegui en la fundación de la CGT peruana y de los sindicatos anarquistas españoles para cambiar el estatuto ceramista; hoy tenemos un estatuto clasista, que defiende la lucha internacional de los trabajadores y la rotación de los dirigentes. Tenemos tres generaciones de compañeros y compañeras ceramistas que han ido rotando en la conducción del sindicato y tenemos el gran orgullo de haber formado cuadros obreros. Hoy conquistamos una bancada obrera y socialista, la primera en Neuquén, donde vamos a asumir Alejandro López y yo como diputados obreros y socialistas, con el mismo método con el cual hemos intervenido desde el inicio de forma permanente en Zanon.

Internacionalismo y causa revolucionaria

Quiero invitarlos al recital del domingo 20 en Zanon, va a ser una jornada por el desprocesamiento de todos los compañeros y compañeras. Además queremos hacer una campaña nacional e internacional de solidaridad con los estudiantes chilenos que luchan por la educación pública y en repudio del asesinato de un estudiante en México. Como siempre hacemos, tomando no sólo las demandas de los obreros de Zanon sino también las banderas de lucha de los compañeros y compañeras que pelean en todo el mundo.

En estos días nos hemos puesto en contacto con el compañero Manu Georget, integrante de nuestra corriente internacional que ha dado una pelea enorme en Francia. Es un compañero despedido de la Philips, donde hicieron una experiencia de control obrero durante diez días. Y más allá de los diez días donde se tomó el cielo por asalto o los diez años que llevamos en Zanon, lo que nos une y lo que es más importante tanto en Francia como acá es que ambos abrazamos la causa de la revolución, que peleamos por la causa revolucionaria. Eso es lo que tiene futuro.

Zanon no cayó del cielo. Cuando empezaba este proceso me acuerdo que leía, un libro que se llama “Historia del trotskismo norteamericano” de James Cannon, donde cuenta la historia del SWP, un pequeño partido de los años ‘30 fundado por un grupo de trotskistas. Cannon era un obrero trotskista en EE.UU. que en Minneapolis había hecho una primera experiencia. Eran un núcleo pequeño de revolucionarios, y me acuerdo que yo estaba empezando a pensar los problemas de Zanon y veía como ellos se habían organizando en el movimiento obrero. Cómo en las huelgas formaban comisiones de mujeres, de prensa, y fue lo primero que empezamos a hacer en Zanon: comisión de mujeres, comisión de prensa, comisión de seguridad, lo que va a dar después las bases de los comités de autodefensa que hicimos para defender la fábrica. Todo esto no lo inventamos en Zanon. Fue parte de ir tomando elementos de la tradición obrera por la que muchos dieron la vida. Me acordaba de toda esta experiencia de los trotskistas norteamericanos en los ’30; estaban en medio de esas huelgas fundando esa corriente y cada vez que querían hacer un acto venían los stalinistas y les rompían la cabeza. Los trotskistas no sólo estaban perseguidos por los fascistas y los gobiernos imperialistas, sino también por los stalinistas que defendían esa degeneración que hicieron del Estado obrero soviético.

Nuestras fuerzas y convicciones no devienen de ser parte del sindicalismo de base. Nuestra fuerza y moral deviene de los trotskistas que supieron levantarse, de Trotsky, quien junto a Lenin dirige la revolución más grande de la historia, que se alza contra la burocracia del mismo Estado, que es perseguido, asesinado, que le matan a los hijos, encarcelan a miles de trotskistas. En un curso un compañero preguntó por qué fracasó la URSS.

Uno tiene que explicar entonces que somos parte de la corriente que resistió a la burocratización, de la corriente de Trotsky -que creó un ejército de cinco millones de obreros y campesinos que enfrentó a 14 ejércitos imperialistas-, y que no triunfó por miles de condiciones, sobre todo porque no se siguió desarrollando la revolución a nivel internacional; pero Trotsky jamás bajó una sola de sus banderas, y peleó hasta el último de sus días por construir una organización revolucionaria. Esas son las bases que nos alimentan ante las adversidades. Saber que somos parte de una corriente que tiene esa tradición.

“No queremos ser un partido de izquierda más”

No queremos ser un partido de izquierda más, sino una corriente que intenta construirse tomando lo mejor de la experiencia, y poder trabajar en forma abierta con compañeros independientes que durante años decían “bueno hasta acá está bien”, y ahora hemos dado pasos importantes adelante y tenemos planteado la discusión de la necesidad de construir un partido revolucionario. El hilo de continuidad que hemos tenido en Zanon durante estos años ha sido el hilo de la conciencia de clase expresada hasta el final. El kirchnerismo quebró en forma transversal a la mayoría de las organizaciones, hubo crisis en los organismos de derechos humanos, partidos políticos, sindicatos y cuerpos de delegados como el Subte, que con tanta lucha fueron fraccionados por el kirchnerismo a la mitad, gremios como ATEN partidos por la mitad. En Zanon no pudieron quebrarnos porque hay democracia directa, porque hay libertad de tendencias, y porque hay años de educarnos en la independencia de clase.

La defensa de la fábrica no fue un tema menor. No tener ilusiones en que el Estado no nos va a reprimir; yo tengo otras causas judiciales, dos causas provinciales y una federal, y tenemos 47 compañeros -el 10% del sindicato ceramista- procesados por luchar. Siempre planteamos el legítimo derecho que tenemos los trabajadores a la autodefensa y a la defensa de nuestra fábrica. Desde ese punto de vista, no fue solamente el planteo de atalayarnos dentro de la fábrica, sino que tenía mucho que ver con la política a llevar adelante, los lazos con la comunidad, el trabajo en las escuelas. En un momento de amenaza de Zanon, estando en la conducción de ATEN Capital la lista Rosa -con la que tenemos diferencias- los compañeros discutieron en asamblea, y todos los maestros en los cuadernos de los chicos mandaron una nota diciendo por qué el 8 de abril iban a defender Zanon, y por qué todos debían defender Zanon. Imagínense miles de chicos llegando a la casa con una nota en el cuaderno donde el maestro se pronunciaba por la defenza de Zanon. Habíamos fundado la Coordinadora del Alto Valle, y la agrupación Rosa estaba en esa coordinadora en la que nos habíamos juntado el sindicato ceramista, las comisiones internas del sindicato, junto con el MTD, el Teresa Vive; los compañeros del Polo Obrero no quisieron ingresar, pero fueron otras organizaciones, comisiones internas y cuerpos de delegados. Los trabajadores y la junta interna del Castro Rendón; sacaron una declaración que decía que si había desalojo y represión en Zanón, la junta interna llamaba a los hospitales a no atender a ningún policía herido. No fue que nos subimos a una mesa y dijimos “hay que hacer comités de autodefensa”. Inclusive en las primeras marchas algunos llevábamos gomeras y muchos compañeros se negaban, pero la misma experiencia les enseñó.
Esto tiene que ver con la convicción de que la conciencia de los trabajadores, como decía Trotsky, no está hecha con el mismo material que las vías del ferrocarril, no es una cosa dura e inquebrantable. Compañeros que eran terribles alcahuetes se transformaron en activistas que llevaban la gestión obrera adelante. Fue impresionante ese vuelco. Eso tiene que ver con la convicción, con que el programa no es simplemente para recitar, hay que pelearlo, hay que hacerlo carne. Esta es la clave de los que militamos.

Organización y conspiración

Para hacer las primeras asambleas en Zanon tuvimos que buscarle la vuelta, y eso también es parte de ser un revolucionario, no detenerse ante los obstáculos. Si las cosas no salen es por responsabilidad nuestra; en la primera asamblea la gente no iba porque tenía miedo. Entonces aprovechamos el horario de refrigerio; la patronal puso televisor con cable, entonces la cosa ya se ponía un poquito más violenta porque íbamos y apagábamos la tele. Teníamos que esperar los días que había programas más de porquería, y así, de a poquito, empezamos a utilizar esa media hora, que después se transformó porque no alcanzaba el tiempo. No podías ir a discutir porque se armaban terribles discusiones y estaban los jefes, los encargados, entonces quemabas al compañero o a aquel que se te acercaba. Entonces empezamos a hacer campeonatos de fútbol. Los referís eran los delegados de la comisión interna y desde afuera gritaban “partilo a ese carnero que no va a las asambleas”. Eran ámbitos donde podíamos charlar, y en el tercer tiempo, donde uno para y puede conversar, se daban estos intercambios. Era difícil hacer un cuerpo de delegados. Era el campeonato, un equipo por sector, y cada equipo nombraba un delegado. De ese cuerpo de delegados te servía la mitad, pero ya tenías con quien dialogar, y al que no se avispaba decían “che elijan otro delegado porque este no está bueno”, así se iban eligiendo compañeros mejores, eso fue dando una organización que fue buena. Los primeros paros que empezamos a hacer como comisión interna eran paros que llamaban Moyano y el MTA, entonces venía alguno que decía “van a hacer el paro que llama Moyano y la CGT”, y nosotros decíamos que íbamos a levantar las reivindicaciones propias. Entonces empezábamos una gimnasia, la de votar los paros, y entonces votaban los paros, y no íbamos a trabajar cien, y entraban todos. Entonces dimos una vuelta de tuerca: votemos que el paro se garantiza, y ya empezamos a hacer los primeros paros con piquetes. En el horizonte teníamos que había que empezar a forjar una camada que se bancara luchas mucho más duras. Así, cuando empezaron a venir las partes más duras de Zanon estaban estas experiencias, donde muchos compañeros abrazaron la militancia obrera.

Había un compañero que íbamos a ver siempre para sumarlo, Juan Orellana. El decía que no quería saber nada con el sindicato y la interna, le dijimos que queríamos organizar los campeonatos de fútbol y poner en pie un club obrero ceramista que tenga biblioteca, organizar cosas de fútbol, dar clases de apoyo para los pibes. Y nos respondió que en esa sí se prendía, aunque terminó siendo parte de la comisión interna y uno de los activistas más reconocidos de la fábrica. Su ingreso no tuvo que ver tanto con lo sindical sino con lo ideológico, con lo político, con lo social. Desde ese punto de vista, abrir las redes en este camino de ir peleando por la organización en cada uno de los lugares, pero sabiendo que tenemos una pertenencia común, un horizonte común que es por la liberación de los trabajadores y todos los oprimidos, en última instancia contra el origen de todos nuestros males, el sistema capitalista.

La historia no comienza a escribirse cuando uno se mete en ella

Ahora no es necesario hacer un partido de fútbol para poder hablar. Hoy la izquierda trotskista se ha ganado un lugar. Zanon si no sirve como trinchera, si no sirve para hacer algo más profundo no tiene sentido. Lo más profundo de Zanon no es lo que se ha logrado: ni la ley de expropiación, ni la cooperativa, ni la gestión. Lo más destacado es una serie de cuadros obreros y revolucionarios con los cuales hemos avanzado en poner en pie un proyecto y aportar en un sindicalismo de base que hace el periódico Nuestra Lucha, donde tendemos a crear una corriente política nacional, esa es la discusión que tenemos hoy para crear un partido revolucionario de nuestra clase junto a obreros y estudiantes. Lo que quiero valorar y dejar como mensaje es eso. No hay lugar que nos esté negado en términos absolutos. En Zanon después de tres o cuatro años donde no se podía ni siquiera hablar, lo que me mantuvo en la fábrica fue la profunda confianza en nuestra clase.

Empezábamos a construir y nos echaban a la mitad. No fue un camino de rosas, nos fue curtiendo. Por eso es importante compararse con fenómenos históricos más grandes que uno. La historia no empieza cuando uno prende el televisor, ni comienza a escribirse cuando uno se mete en ella. Uno tiene que aprender de la tradición. Y si para algo queremos sentar una tradición no es para hacer sindicalismo y ganar en paritarias, o tener mejores fotocopiadoras, o ahora tener un legislador, sino para desarrollar una corriente a la altura de las circunstancias en la crisis por venir. Cristina dijo que era muy fácil ser revolucionario en Argentina. Que lo cuenten a Mariano Ferreyra, Kosteki y Santillán, a los más de 5000 compañeros procesados por luchar, a Oñate que está preso en Santa Cruz, a Olivera preso en provincia de Buenos Aires. No sé qué va a pasar mañana con Zanon, puede estar o no. Pero lo que sí sé es que hay compañeros y compañeras que abrazaron la causa de la revolución y que van a pelear por ella.

Desde ya que vamos a seguir peleando para que Zanon siga, recreándose y recreando tendencias. Pero han venido en nuestro auxilio los compañeros de Kraft que también están escribiendo historia, en PepsiCo, en el Astillero, pero también dentro de esta juventud revolucionaria que comienza a ponerse de pie. Un semillero fundamental. No hay partido revolucionario sin una juventud que se precie de ser revolucionaria. Estamos dando un paso pequeño pero muy importante. Pequeño en función del desafío histórico que tenemos por delante, pero estamos fundando esta corriente que tiene una tradición, que tiene historia, y que tiene pequeñas trincheras de lucha como Zanón que están a disposición para poder ir por más.

El 19 de noviembre vamos a abrir las puertas de la fábrica y recibir a las delegaciones, reservamos un camping, va a haber un proyector y un equipo de sonido, queremos hacer charlas, recorrer la fábrica. Queremos compartir con ustedes esta lucha contra el sistema capitalista, porque si hay una lucha que merece ser dada es la lucha por la revolución, por la liberación definitiva de este sistema de esclavitud. Para finalizar: Eduardo Galeano ha donado parte de sus textos con un encabezado de él, para que hagamos un libro de cerámicos, un libro que se llama “Ventanas”, que son textos de Galeano hechos en cerámicos para Zanon bajo gestión obrera, y yo quiero entregarlo al compañero Santiago, presidente del Centro de Filosofía y Letras.

Raul Godoy, Obrero de Zanon y dirigente nacional del PTS, recientemente electo diputado provincial por el Frente de Izquierda

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