logo PTS

Nacional

Tartagal asolada por las lluvias y la irracionalidad capitalista

Hasta el momento el alud se ha cobrado la vida de dos personas, varias permanecen desaparecidas y más de mil evacuadas. Ríos de lodo recorren más de la mitad de la ciudad, los autos flotan, las casas llenas de agua y destruidas. Una situación conmovedora. Sin duda, como dijo una de las más de 10.000 vecinas que perdieron todo, “las palabras para expresar la tragedia que hoy viven los pobladores de Tartagal no existen”.

12 de febrero 2009

Hasta el momento el alud se ha cobrado la vida de dos personas, varias permanecen desaparecidas y más de mil evacuadas. Ríos de lodo recorren más de la mitad de la ciudad, los autos flotan, las casas llenas de agua y destruidas. Una situación conmovedora. Sin duda, como dijo una de las más de 10.000 vecinas que perdieron todo, “las palabras para expresar la tragedia que hoy viven los pobladores de Tartagal no existen”.

Inevitables malas costumbres

Lamentablemente, las inundaciones son costumbre en cada temporada de lluvias en el noroeste. Cuando el agua se cobra vidas no tardan en llegar las cámaras de TV y junto a los diarios titulan: “Catástrofe”, “Desastre Natural”… y por unos minutos las desgarradoras imágenes, mezcla de pena e indignación, acompañadas de la voz de un periodista locuaz, difunden la idea de la inevitabilidad de los hechos. Como es costumbre los funcionarios observan la zona del desastre desde seguros helicópteros y prometen ayuda. No escapa a la mala costumbre el desligarse de toda responsabilidad y culpar a la naturaleza, como el ministro del Interior Randazzo, quien considera “que la catástrofe era imposible de evitar”, o para el gobernador Urtubey, que dijo que “la naturaleza nos sobrepasó”. Sin embargo, como es nuestra sana costumbre, nos reservamos el derecho a desconfiar de las palabras de funcionarios y nos preguntamos ¿se podría haber evitado esta catástrofe?

Las causas

En primer lugar, contrario a lo que dice el gobierno, que las aguas hayan derrumbado un cerro y bajado a gran velocidad socavando en minutos las barrancas laterales del río y tirando abajo las casas cercanas a estas, se debe a la deforestación indiscriminada de la selva que rodea Tartagal, de manos de las empresas petroleras y forestales y del avance imparable de la “sojización” en estos últimos años. Salta es una de las provincias con mayores niveles de deforestación del país. “Según datos de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, entre 1998 y 2002 la superficie deforestada en la provincia fue de 194.389 hectáreas , mientras que entre 2002 y 2006 se duplicó la superficie desmontada, alcanzando las 414.934 hectáreas ”1. La deforestación modifica la matriz del paisaje, provocando no sólo el aislamiento de las comunidades bióticas que contienen (llevándolas a su extinción) sino también eliminando la capacidad de retención de las aguas producto de las precipitaciones, lo que hace que crecidas como estas sean incontrolables. Con la Ley de Ordenamiento de Bosques Nativos de Salta, aprobada en diciembre pasado en la Legislatura, la deforestación de lo que queda de la selva de las Yungas se acelerará aún más. Esta ley, por las modificaciones introducidas por el senador romerista Alfredo Olmedo, y avalada por Urtubey, contempla deforestar lugares con un 15% de pendiente (150 m de ascenso en 1 km). Se estaría “deforestando hasta las mismas laderas de los montes”2.
En segundo lugar, las obras públicas destinadas a impedir este tipo de situaciones sólo estaban ejecutadas en un 40%, como lo reconoce el mismo diputado del oficialismo Cristos Zottos: “Se tendría que haber volado el puente sobre la avenida principal Pakan [un puente ferroviario que hizo de tapón y formó un dique, haciendo que el agua del río Tartagal saliera hacia las calles de la ciudad] y haber comenzado con el nuevo, pero esta obra no se efectuó completamente en el programa de ejecución de obras que comenzó en el 2005”3. El río no perdonó la desidia de los funcionarios y arrasó las obras inconclusas desde la tragedia similar de 2006.

Ganancias contra la naturaleza

Urtubey y los empresarios sólo conocen la previsión ante la caída de sus negociados y ganancias, sin importar las pérdidas que sufre el pueblo trabajador en el camino. Lo dejaba en claro, el ministro de Minería en 2006, quien ante la llegada de inversiones petroleras por U$S 115 millones afirmaba “no me dejaré condicionar ni presionar por grupos ambientalistas”4. No es extraño su comportamiento. Lo vemos en la actual crisis económica, presentada como una catástrofe natural, ante la cual por ejemplo Pan American Energy y TecPetrol, luego de obtener importantes ganancias el año pasado (pese a la caída del precio internacional del petróleo), suspenden a los trabajadores reduciendo sus salarios y amenazan con despedidos, mientras reciben jugosos subsidios del gobierno nacional para mantener “estable” el precio de los combustibles en el mercado interno. Ante enormes fortunas que amasan las petroleras mientras destruyen la naturaleza, ¿alguien puede creer que se trata de una “tragedia de la pobreza”, como dijo la presidenta Cristina? Nada de eso, se trata de la inevitable irracionalidad del mundo capitalista.

Evitar lo inevitable

Por eso, lejos de confiar en la demagogia de Urtubey, los trabajadores ocupados y desocupados de Tartagal, junto a las organizaciones obreras combativas, de DD.HH y los partidos de izquierda deben organizarse en forma independiente del gobierno y de los empresarios. Este es el primer paso para pelear por un verdadero plan de obras públicas de emergencia para garantizar el encauzamiento del río, la construcción de defensas y de viviendas para todos los damnificados. Este plan no puede estar en manos de ningún funcionario ni empresario, ellos son responsables de la catástrofe. Por eso debe estar bajo control de los propios trabajadores y pobladores afectados.
Por otro lado, Urtubey chantajea a la población diciendo que ni la Provincia ni la Nación cuentan con los fondos suficientes para financiar las obras. De ser así, los fondos para este plan debemos obtenerlos, en principio, de la expropiación de las petroleras Pan American Energy, Tecpetrol, Petrobras, entre otras, y la reestatización de Repsol YPF sin pago, como también de la expropiación sin pago de los grandes terratenientes. Esta es la única manera de asegurar un plan de este tipo. Este plan, impulsado junto a los trabajadores petroleros, puede evitar las suspensiones y los despidos, repartiendo las horas de trabajo sin afectar los salarios, y generar nuevos puestos de trabajo genuino. Toda nuestra solidaridad con el pueblo trabajador de Tartagal.

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: