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“EL CORTE NO SE NEGOCIA NI SE LEVANTA”

Testimonios de Gualeguaychú

Una nueva etapa se abrió en la lucha contra las pasteras en el río Uruguay. Desde noviembre pasado Botnia comenzó a producir celulosa, y su funcionamiento no está ausente de impacto y menos aún falto de maniobras mediáticas. Los dos principales diarios nacionales se pusieron a tono; acorde a sus millones en papel.

Hugo Echeverre

7 de febrero 2008

Una nueva etapa se abrió en la lucha contra las pasteras en el río Uruguay. Desde noviembre pasado Botnia comenzó a producir celulosa, y su funcionamiento no está ausente de impacto y menos aún falto de maniobras mediáticas. Los dos principales diarios nacionales se pusieron a tono; acorde a sus millones en papel.

¿Botnia no contamina?

Así, pero sin signos de preguntas tituló La Nación semanas atrás; en base a informes del gobierno de Tabaré Vásquez que luego la propia ONG responsable de las mediciones (Green Cross) debió salir a desmentir. “Botnia -según los ambientalistas entrerrianos- está trabajando a un 20 / 30%; produce de noche y de las chimeneas casi no sale humo. Además, quién encuentre el caño de efluentes tiene reservado un premio”. Pero los problemas serios recién comienzan: a fin de año un trabajador de Botnia casi se muere intoxicado y días atrás, “por un derrame”, se detuvo la producción durante 48 hs. Igual “la contaminación es a mediano plazo -explica Guillermo Luciano, técnico del gobierno municipal y ambientalista-; que no contaminan ahora es una interpretación política. En todos los lugares donde esta tecnología se ha empleado han producido desastres ambientales; y el peor en el curso de agua más valioso de los nórdicos: el mar Báltico, que tiene el mayor contenido de dioxinas del planeta”.

Control sobre el puente

Clarín, por su lado, hizo sonar alarmas de espanto en su tapa, anunciando que los asambleístas “distribuyen credenciales” señalando quién pasa o no por el puente. “El corte no se levanta -dice, Hugo Domatto, asambleísta-. Botnia jamás tendrá la licencia social del pueblo de Gualeguychú. Nosotros hace tiempo que establecimos pases, y dejamos pasar a los trabajadores y vecinos de la zona (...) El río Uruguay es nuestro y no lo vamos a hipotecar -agrega una mujer-. Lo mismo el puente, y no le tenemos que pedir permiso a nadie”. La semana entrante una comisión se reunirá con Cristina Kirchner. Entre los pedidos se destacan dos: la articulación de una ley nacional de bosques que prohíba la venta de materia prima (rollizos de eucaliptos) y la erradicación de la pastera del río Uruguay. ¿Qué es muy difícil mover semejante planta? Muchos no opinan lo mismo: “Cuando hicieron la represa de Salto Grande -recuerdan los asambleístas-, movieron la ciudad de Federación; algo mucho más complejo... ¿¡Cómo no se va poder trasladar esta planta, que está armada como un ‘mecano’; con paneles desmontables?!”

¿Cómo sigue?

No obstante, levantar o no el corte del puente es una cuestión que recorre por abajo y por arriba la asamblea ambiental, y cruza los distintos despachos. Por ahora las declaraciones oficiales apoyan bajito. Aunque no resultaría extraño que Cristina pida levantar y/o aliviar el corte del puente. Algunos sectores ambientalistas de Gualeguaychú, alejados ahora del piquete y más cercanos a la función pública, consideran que “el corte no va más; llegó el momento del debate de las ideas”. Los combativos, consideran que “levantar el corte sería suicidarnos”. ¿Cómo seguirá la cosa? La lucha del pueblo de Gualeguaychú contra la entrega y devastación de los recursos naturales es una dura y difícil pelea. Los gobiernos de estas tierras acatan las órdenes imperialistas y, como de costumbre, emprenden negocios como socios menores. Bajo el capital reina la irracionalidad; el consumo obsceno y abusivo; la destrucción y explotación por la tasa de ganancia. A la vez, hay que tener en claro que los informes de cambios climáticos conmueven a los pueblos pero no al cinismo capitalista; culpable y responsable de los desastres ambientales. Deberemos ir, por lo tanto, obligando al futuro a hacerse presente, sino nada habrá ni quedará de mañana.


LA INDUSTRIA DEL PAPEL

La contaminación nacional y extranjera

“La industria argentina de celulosa -explica Guillermo Luciano- utiliza la tecnología más antigua y más contaminante. El proceso tiene dos partes: una separa la fibra celulosa (esa de color marrón) cocinándola con ácido sulfúrico, que luego cuando se deriva a la naturaleza trae ácido sulfhídrico y lluvia ácida. La segunda, el blanqueo, es la más contaminante de todas. El elemento para blanquear papel que existe es el cloro. Ahora hay sistemas que usan el ozono; pero el ozono es beneficioso como filtro de los rayos ultravioletas., pero respirado por los seres humanos en un veneno mortal. Estas empresas (Botnia como ENCE) vienen con una tecnología que es un poco más moderna que se la conoce como ECF -elementary cloro free- o sea libre de cloro elemental. Pero ello produce dióxido de cloro, que es un gas de cloro cancerígeno. A su vez tiene otra contra que es tan explosivo que no se puede trasladar, entonces debe ser fabricado en el lugar donde está la planta porque es muy inestable.”

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