Hoy en la Argentina, bajo el gobierno de Cristina Kirchner, hay más de 4.000 luchadores obreros y populares procesados. Entre ellos, decenas de delegados de base sufren distinto tipo de persecuciones: pedidos de desafuero, despidos, juicios penales y hasta la cárcel. Se destacan los procesos a representantes de los trabajadores de Fate, Disco, Telefónica, Iveco, Kraft, PepsiCo, petroleras y organismos oficiales, como los compañeros del Teatro Colón. Todos son parte del llamado “sindicalismo de base”, que enfrenta a los capitalistas en los lugares de trabajo, y a la burocracia en los gremios. Su defensa es nuestra bandera de lucha.