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Derechos Humanos

Informe del primer día del juicio contra el genocida Etchecolatz en La Plata

Todos los genocidas por todos los compañeros

22 de junio 2006

Unas 500 personas colmaron el salón, Madres, Ex Detenidos, HIJOS, Correpi, Liga, Liberpueblo, nuestros compañeros del CeProDH. Cada movimiento del represor era excusa para que se le gritara en la cara “genocida”, “asesino”. 
Como paradoja de la historia estaban allí representantes de aquellos sectores con los que más se ensaño la dictadura militar, los trabajadores y estudiantes, encontrándose, José Montes del Astillero Río Santiago, Carlos Artacho delegado de FOETRA, un integrante de la Comisión Directiva de Zanon, miembros de CTA La Plata, del PTS y del MST, entre otros.
Tampoco faltaron los funcionarios de los gobiernos nacionales y provinciales que desde la nulidad de las leyes de impunidad no han tomado una sola medida tendiente a acelerar y hacer efectivos estos juicios, que a este ritmo llegarían –como lo reconoció un juez de La Plata- al año 2040 (¡!). Pero no quisieron quedarse “fuera de la foto”... 
Por otra parte, fue negado un lugar público como el Teatro Argentino para efectuar el juicio; en vez de esto, se realizó en la Municipalidad de La Plata, en un evidente intento de ser utilizado con algún fin político “oficial”. 
 
Reivindicando la dictadura
Etchecolatz, se negó a declarar sobre los hechos que se le imputan, pero aprovechó cada oportunidad para provocar y desafiar al auditorio. Las preguntas que el tribunal le dirigía las respondía con el clásico “positivo”, “negativo”, propio de los milicos. Además dijo que no escuchaba bien porque “he perdido capacidad auditiva a raíz de un atentado terrorista de los idealistas”, ironizando sobre las acusaciones que se le leían. Dijo también que no corresponde que lo juzgue ese tribunal civil sino un “tribunal militar”, remarcando que todas sus acciones fueron porque le asistía “el sagrado derecho de la Constitución”. Este argumento que sorprendió por su cinismo al público no es nuevo, ya lo ha planteado, diciendo que los crímenes que cometió fueron porque “se armó en defensa de la patria”. Enorme ironía en boca de este asesino que integró uno de los gobiernos más “antinacionales” de la historia, que asumió cuando en el país había un 2,3% de desocupación y 7.000 millones de deuda externa, y se retiró con 56.000 millones de deuda, el 66% de los cargos económicos ocupados por representantes de las grandes empresas y habiendo disminuido casi a la mitad la participación en la renta nacional de los trabajadores, etc. 
Fue un golpe organizado por los grandes capitalistas. Los mismos que hoy con el gobierno de Kirchner siguen definiendo los destinos del país y amasando fortunas. 
 
Todos los genocidas por todos los compañeros
Como venimos denunciando desde la querella, este juicio sólo es por ocho casos. Desde el CeProDH, seguiremos peleando para que vayan a la cárcel todos los represores, sus cómplices y mentores civiles, y que se los condene por lo que son: autores de un genocidio cuyo objetivo era exterminar a la vanguardia obrera y popular de los ’70. 
A 30 años del golpe militar, es increíble que haya que probarle “torturas”, “homicidio”, “violación”, a cada genocida, cuando todos y cada uno fueron parte de un plan represivo integral, de una misma maquinaria. Fue un genocidio, un plan sistemático de exterminio, por eso cada uno de los que intervinieron y colaboraron deben ser juzgados por el conjunto. Todos los genocidas por todos los compañeros. 
Por eso, más allá de que Etchecolatz evidentemente será condenado, nuestra pelea actual es muy importante porque de la imputación que le hagan a este viejo genocida dependerán otras imputaciones a represores que en aquel momento ocupaban cargos menores pero como hemos visto en las represiones de Tartagal, el puente de Corrientes y el mismo puente Pueyrredon, hoy comandan los operativos represivos contra los trabajadores y el pueblo. 
Se corre el enorme riesgo de que quieran “entretenernos” juzgando a figuras emblemáticas pero ya disfuncionales para el nuevo plan de reinserción de las Fuerzas Armadas que comandan Kirchner y Garre, y de paso, relegitimar a este sistema judicial que mantiene presos políticos y miles de procesados por luchar. 
Por eso mismo, este juicio se nos presenta como una enorme oportunidad para denunciar todo esto y ofensivamente llamar a la más amplia movilización para que “se juzgue a todos por todo” y se ponga en evidencia -como se vio recientemente en Las Heras- que los métodos de ayer están presentes en las represiones de hoy porque las fuerzas represivas son irreformables.

Prensa

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