Este martes 19 de Septiembre se recordará como un punto de inflexión en la lucha por los Derechos Humanos en la Argentina. Por primera vez, se logra que un Tribunal reconozca que hubo un genocidio.
Desde la querella que integramos, planteamos que Etchecolatz no debe ser juzgado por un simple concurso de delitos y exigimos que se cambie la calificación legal y se lo condene por genocidio. Aunque no era nuestra aspiración -pero concientes que eso era muy difícil de lograr llegada esta instancia procesal-, solicitamos, alternativamente, que para el caso que no se acoja nuestro criterio, se condene al reo por los delitos comunes (homicidio calificado, privación ilegal de la libertad y aplicación de tormentos) pero constando que se cometieron en el marco de un genocidio. Esta última alternativa es la que salió en el fallo.
Esperaremos a ver los fundamentos de la sentencia el próximo martes 26, donde podremos analizar más profundamente los alcances del fallo, pero ya podemos decir que las consecuencias son muy importantes. En primer lugar, porque este fallo contradice la línea oficial del gobierno de Kirchner de juzgar sólo a unos pocos represores emblemáticos, mientras que la figura de genocidio implica que fue un plan sistemático de las instituciones armadas en su conjunto. En segundo lugar, porque equipara a los cómplices civiles en responsabilidad. Muchos de esos cómplices civiles aún hoy están en cargos públicos (como Juanjo Alvarez que fue miembro de la SIDE, por ejemplo) o los empresarios que son los mismos que siguen beneficiándose de la política económica actual.
Para avanzar en el camino iniciado debemos redoblar la unidad conseguida entre los organismos de los Derechos Humanos independientes del gobierno, las organizaciones sociales y la izquierda, y retomar las calles para terminar con toda impunidad de los genocidas de ayer y represores de hoy.