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DESABASTECIMIENTO DE AGUA, LUZ Y GAS

Un verano caliente

El 2008 comenzó empujando al máximo el termómetro, y los cortes de los servicios de luz y agua calentaron el ánimo de miles de personas en todo el país, que en algunos lugares se manifestaron con cacerolazos.
Se demuestra de esta manera la fragilidad de la prestación de los servicios. A la crisis energética, manifestada en el agotamiento de los hidrocarburos y la ineficiencia en la distribución de la energía eléctrica, se le suma ahora el corte de agua potable.

Armando Mouzo

10 de enero 2008

El 2008 comenzó empujando al máximo el termómetro, y los cortes de los servicios de luz y agua calentaron el ánimo de miles de personas en todo el país, que en algunos lugares se manifestaron con cacerolazos.
Se demuestra de esta manera la fragilidad de la prestación de los servicios. A la crisis energética, manifestada en el agotamiento de los hidrocarburos y la ineficiencia en la distribución de la energía eléctrica, se le suma ahora el corte de agua potable.

Ya no quedan dudas de que el problema reside en la falta de inversión, en el caso de los hidrocarburos en la ausencia de exploración y la exportación sin control de los mismos, en el caso de la energía eléctrica en la utilización de centrales térmicas y redes de distribución obsoletas, y en caso del agua en la falta de cloacas y agua potables a los sectores más pobres de la población, y la no renovación de las viejísimas cañerías en las ciudades.
Esto demuestra que la política de privatizaciones sólo tuvo como fin la entrega de los recursos al imperialismo para la extracción de ganancias sin ninguna planificación para el futuro. Pero también manifiesta que, en caso del agua, en manos del Estado tampoco se implementan las inversiones necesarias para mantener y mejorar el servicio.
La burguesía, a través de sus voceros y su prensa, esconde esto y afirma que la crisis se produce por el congelamiento de las tarifas, que impiden que se realicen las inversiones necesarias. Puras mentiras, durante los ´90 se embolsaron los bolsillos sin poner un peso para mejorar el servicio.
Como verdaderos buitres los capitalistas buscan sacar réditos de la crisis. La demanda del incremento tarifario no sólo busca engrosar sus ganancias y, en una suerte de extorsión, negociar subsidios para la inversión, recargando ésta en las manos del Estado. También tienen otro objetivo: mediante las tarifas caras desalentar el consumo. Por este motivo se pone el acento en el aumento de venta de equipos de aire acondicionado, afirman que esto está incentivado por la baja en el precio de los mismos y en las bajas tarifas. Su lógica es que con tarifas caras los sectores más bajos no comprarán estos equipos y así disminuirá el consumo de energía.

Los recursos

Sin embargo, aún con lo antes dicho, la crisis provocada por los capitalistas es un aspecto parcial. Si lo contraponemos con los pagos de la fraudulenta deuda externa, que sumaron U$S 24.035 millones entre 2003 y 2007 -sólo a organismos internacionales- (ver cuadro), vemos la política del gobierno kirchnerista: mantener los negociados de las privatizaciones menemistas, compensar la caída en las ganancias con subsidios a las empresas dedicadas a la energía (según Clarín del 22/12/07 “en tres años, más de 12.000 millones de pesos, casi 4.000 millones de dólares”), cero en inversión y continuar con la sangría de la estafa de la deuda.

La alternativa

Esta situación es aprobada por toda la oposición, quienes quieren tener una política aún más propatronal y proimperialista. Queda claro que los servicios en manos de los capitalistas o del Estado patronal no van a satisfacer las necesidades de los trabajadores y las capas medias pobres. Como vemos, tampoco es un problema la falta de recursos.
La única alternativa es la movilización de los trabajadores y el pueblo por la expropiación sin pago de las empresas públicas y la puesta de las mismas en manos de los trabajadores. Asimismo hay que luchar por el no pago de la deuda externa. De esta forma se contaría con los recursos necesarios para afrontar las inversiones necesarias en las empresas de servicios públicos para mejorar el servicio y que el mismo llegue a los sectores más pobres, a la vez que mantener para estos sectores, las tarifas baratas.

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