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Editorial

Una campaña electoral militante por un partido de la clase trabajadora

La Verdad Obrera invita a todos sus lectores, a quienes están participando en procesos de lucha u organización sindical, a los jóvenes universitarios y secundarios y al movimiento militante de mujeres, a colaborar con las tareas de agitación y propaganda electoral que durante todo el mes de junio encararemos desde el PTS en el Frente de Izquierda junto al MAS e Izquierda Socialista

Manolo Romano y Ruth Werner

4 de junio 2009

La Verdad Obrera invita a todos sus lectores, a quienes están participando en procesos de lucha u organización sindical, a los jóvenes universitarios y secundarios y al movimiento militante de mujeres, a colaborar con las tareas de agitación y propaganda electoral que durante todo el mes de junio encararemos desde el PTS en el Frente de Izquierda junto al MAS e Izquierda Socialista.

La necesidad de una campaña electoral militante es parte de la lucha política para ayudar a preparar lo que vendrá. La reciente bancarrota de uno de los mayores símbolos del capitalismo mundial, el pulpo norteamericano General Motors, es un golpe a los que en los últimos meses venían alentando el “optimismo” de una recuperación de la economía internacional en una crisis histórica abierta desde el “septiembre negro” del 2008, centrada en Wall Street. Como lo dijo en su paso por Buenos Aires, el ex presidente de EE.UU.

Bill Clinton mientras cenaba en el restaurant de Recoleta “La cabaña” junto a Kirchner: “lo peor ya pasó”. Sin embargo los 21 mil trabajadores que serán despedidos por la quiebra de General Motors se suman a la masa de desempleados que la OIT prevé que se llegará a fines de este año: entre 220 y 239 millones de trabajadores en todo el mundo.

“Frente al desastre producido por el imperialismo, las multinacionales y sus banqueros, ahora quieren hacernos creer que el problema se resuelve con un poco más de intervención y regulación estatal. Pero lo cierto es que los billones gastados por los Estados no han estado al servicio de evitar la caída en la miseria de los trabajadores y el pueblo sino en salvar a los mismos capitalistas que provocaron la crisis. No sólo esto sino que están llevando a una explosión de la deuda estatal en los EE.UU., con la amenaza de la quiebra del propio Estado norteamericano. Ante la crisis no hay medias tintas. Son ellos o nosotros. El capitalismo no va más. Tenemos que impulsar la acción común de los trabajadores y los pueblos para terminar con este sistema de hambre y miseria e instaurar gobiernos de trabajadores en la perspectiva del socialismo”.

Estas definiciones forman parte de la declaración común que adoptamos quienes formamos el Frente de Izquierda y los Trabajadores, Anticapitalista y Socialista. En base a ellas difundimos un claro programa para que la crisis la paguen los capitalistas, y señalamos que eso sólo será posible con la fuerza social de la clase trabajadora, sus métodos de lucha y organización y la dirección de su propio partido independiente.

La mayoría de los trabajadores no comparte aún esta perspectiva, pero estas ideas se irán abriendo paso. En cambio, los millones de votos que obtendrán los Kirchner, se basan en la falacia de que será posible seguir recuperando el salario gradualmente y mantener el empleo “si se mantiene el modelo”. Hugo Moyano dijo que en la Argentina todavía los despidos son “por goteo”, no obstante se calcula arriba de 200.000 empleos perdidos en lo que va del año. La vice-ministra de Trabajo, acompañante como candidata en la lista oficialista del banquero Heller, defendió la “política de contención de los despidos” mediante los onerosos subsidios que, con fondos de la Anses, reciben las grandes multinacionales como Volkswagen, Peugeot e Iveco, liberándolas de parte de los salarios de 66 mil operarios. Otro candidato oficial, el abogado de la CGT Héctor Recalde miente descaradamente cuando sostiene que “mientras en los demás países se pierden millones de empleos aquí discutimos aumentos salariales”. Pero apenas 300 obreros de la autopartista Pilkington reclamaron aumento sufrieron despidos masivos y sólo con una dura lucha, la que debió enfrentar abiertamente a la dirección del gremio y sus patotas, pudieron triunfar. Lo que ocurre realmente es que limitan los aumentos salariales por debajo de la inflación y postergan las paritarias para ganarse “la confianza” de los empresarios antes de las elecciones y la promesa de evitar despidos masivos. Pero las patronales anticipan claramente que harán lo opuesto luego del 28 de junio. Cuando abandonen todo compromiso de mantener la paz social, chantajearán al gobierno para lograr la devaluación del peso que reclaman para hundir el salario “o de lo contrario habrá despidos”.

No hay “mal menor” para los trabajadores en las opciones planteadas por los partidos capitalistas en estas elecciones.

Si se fortalecen con votos los opositores del peronismo-Pro de Macri y De Narváez o los Cívicos de Carrió y la UCR, se allanará el camino para la devaluación, la vuelta del FMI y el ajuste fiscal. Así lo reclaman los lobbys de presión sobre el parlamento que hacen las patronales agrarias de la Mesa de Enlace para conseguir la baja de las retenciones, como ahora también los industriales de la UIA que piden proteger los intereses de Techint ante las limitaciones en sus negocios que les impone las estatizaciones del gobierno de Chávez. Pero un triunfo oficialista no sólo no frenará ningún ataque patronal a los trabajadores; sino que, como cada vez que el gobierno se vio fortalecido, se reforzarán también sus agentes de la burocracia sindical cegetista para relanzar junto a ese verdadero “comité antihuelgas” que es el Ministerio de Trabajo, más ataques a las libertades sindicales de las que son abanderados los trabajadores del Subte, arreciarán los despidos discriminatorios contra los delegados combativos y la persecución a los activistas antiburocráticos, como ya sucede en la industria.

La campaña electoral que estamos desarrollando desde el PTS y el Frente de Izquierda, combate abiertamente en el terreno de las ideas no sólo contra los grandes partidos capitalistas sino contra las variantes que no sirven para agrupar las fuerzas que necesitaremos poner en juego los próximos meses y años en la lucha de clases. El crecimiento electoral de la centroizquierda alrededor de figuras mediáticas como Pino Solanas, o como ayer fue la de Zamora, en una construcción tipo Frepaso, sin fuerza organizada ni partido, serán un peso muerto para enfrentar la crisis. La participación en nuestras listas de centenares de compañeros y compañeras en todo el país, luchadores, trabajadores y estudiantes, intelectuales, están al servicio de construir, desde cada lugar de trabajo y estudio, un gran partido de la clase obrera, enraizado en las organizaciones de masas.

Prensa

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