Una estrategia para triunfar

Ni el calor ni el receso en las escuelas y facultades impidió que más de 30 jóvenes participáramos de la primera reunión del curso introductorio sobre la Teoría de la Revolución Permanente en la Casa Cultural Karl Marx de Rosario (Mitre 380).

Comenzamos discutiendo que el Manifiesto Comunista , escrito por Marx y Engels antes del proceso revolucionario europeo de 1848, es la obra donde por primera vez en la historia de la humanidad se plantea una perspectiva científica para liberar al conjunto de la sociedad de la explotación.

Ante la crisis capitalista que se desarrolla aceleradamente, el curso se propone explicar los elementos básicos de la teoría de la revolución, a la vez que discutir si ante un capitalismo que ya no tiene nada para ofrecer, la gran perspectiva emancipadora planteada en el Manifiesto Comunista tiene actualidad. Porque la crisis puede ser partera de revoluciones y de grandes procesos de lucha, pero no asegura de antemano su triunfo. Por eso queremos discutir con qué teoría, programa y estrategia, mediante qué organizaciones, se puede triunfar. Porque la Teoría de la Revolución Permanente es un programa y una estrategia para triunfar.

Con esta perspectiva se abrieron muchos debates. Desde la actualidad de la visión materialista de la historia y de la gran máxima del marxismo que plantea que “la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases”, hasta la vigencia de la conclusión que sacaron los comunistas en 1848: que la burguesía ya no es una clase revolucionaria y que entonces el proletariado debe conquistar su independencia política como condición necesaria para resolver las tareas democráticas inconclusas, avanzando a su vez en la resolución de sus propias tareas socialistas.

En este punto, la discusión fue en polémica con aquellas corrientes que al día de hoy, están por detrás de esta conclusión y siguen defendiendo las alianzas con las burguesías supuestamente nacionales, tal como vimos en el conflicto entre las patronales agrarias y el gobierno capitalista de los Kirchner.

Tomando el texto de Trotsky, A 90 años del Manifiesto Comunista , y el primer capítulo del libro de Alain Brossat, En los orígenes de la revolución permanente , discutimos las diferencias entre el capitalismo en la época de Marx y Engels, y el capitalismo en su fase imperialista, donde las crisis capitalistas solo pueden ser superadas por la burguesía mediante la destrucción a gran escala de fuerzas productivas, como fueron las dos guerras mundiales.

Un debate fundamental

Aunque no estaba planeado en la primera reunión, un debate muy importante que abrieron compañeros que participaban del curso, nos llevó a discutir la vigencia del Programa de Transición , elaborado por Trotsky en 1938 como programa de la IV Internacional.

En el capitalismo y sobre todo en momentos de crisis, para obtener cuestiones mínimas, los trabajadores tienen que protagonizar grandes luchas. Un ejemplo es la lucha en las islas francesas: para obtener demandas que en sí mismas no atacan la propiedad privada los jóvenes y trabajadores tienen que protagonizar grandes acciones como la huelga general, cortes de ruta, barricadas y enfrentar la represión colonialista de Sarkozy. También discutimos el ejemplo de Zanon y cómo los trabajadores pusieron en práctica una parte del Programa de Transición. Entonces, consignas que aisladamente parecen mínimas o reformistas, si están articuladas en un programa de conjunto se las puede entender como transicionales, es decir, como un conjunto de consignas articuladas bajo una estrategia correcta, que parten de situaciones concretas y que pueden generar grandes movilizaciones y luchas de la clase trabajadora, a las cuales los revolucionarios apostamos que avancen en cuestionar y atacar cada vez más la propiedad privada capitalista.

En toda la discusión y ejemplos se planteó cómo muchas de estas consignas que conforman al Programa de Transición las pueden leer en el periódico La Verdad Obrera , como la eliminación del IVA e impuestos progresivos a las grandes ganancias, la coordinación de los sectores en lucha y antiburocráticos, el reparto de las horas de trabajo sin reducción salarial, la expropiación de las propiedades terratenientes, etc., explicando cómo los revolucionarios reivindicamos el Programa de Transición, ya que éste sintetiza grandes experiencias de las masas que sirven para las luchas actuales que no están condenadas a comenzar siempre desde cero.

La tradición y la continuidad de estas lecciones son fundamentales y para eso, los marxistas opinamos que es preciso construir un partido revolucionario.