Hace dos años y medio Diego, Elías, Manuel y Miguel, cuatro adolescentes de entre 15 y 17 años, morían asesinados en lo que después se conoció como Masacre de Quilmes.
Los hechos tuvieron lugar el 20 de octubre de 2004 cuando se incendió uno de los calabozos de la comisaría primera de Quilmes. Según surge del mismo expediente judicial los jóvenes fueron torturados y golpeados antes y después del fuego. Asimismo el siniestro no fue consecuencia de un motín como en una primera instancia quisieron hacer creer los uniformados. Los menores sobrevivientes declararon con detalles lo sucedido y en rueda de reconocimiento fueron señalados los policías golpeadores. Sin embargo a dos años y medio los policías están libres y en funciones y apenas cinco de ellos están procesados por cargos menores.
Esta situación de impunidad es la misma que podemos observar en la mayoría de los casos de torturas en las comisarías, de gatillo fácil y de represión a los trabajadores que luchan por sus derechos.
Esta impunidad de la que es responsable la justicia y los distintos gobiernos, incluido el actual, es la que explica que criminales de la dictadura y criminales de la actualidad, que siguen sus enseñanzas, se mantengan en funciones.
Esta impunidad de los asesinos es la que hace que se mantenga intacto el aparato represivo de la última dictadura militar. Por eso hoy tenemos que seguir reclamando la aparición con vida de Julio López, a siete meses de su secuestro.
Por eso hoy tenemos que pedir juicio y castigo a los asesinos materiales e intelectuales de Carlos Fuentealba.
No permitamos que se naturalice el asesinato de pibes del pueblo trabajador. No permitamos que se naturalice el asesinato de trabajadores que luchan por sus derechos.

Madres de la Masacre de Quilmes, Carla Lacorte, Liliana Cerviño,
Mesa de Escrache Popular, LADH, MEDH, Ce.Pro.D.H, Pañuelos en Rebeldía, Salesianos de Don Bosco, Centro de Estudiantes de Bellas Artes, Centro de Estudiantes del Normal, PO, PTS.