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Voces sobre el fallo

En la mañana del viernes 19, Comodoro Py se encontró rodeado de manifestantes que fueron a esperar la sentencia del juicio por el crimen de Mariano Ferreyra.

Rosa D'Alesio

25 de abril 2013

En la mañana del viernes 19, Comodoro Py se encontró rodeado de manifestantes que fueron a esperar la sentencia del juicio por el crimen de Mariano Ferreyra. Cientos de jóvenes militantes de izquierda, con sus banderas y pancartas, reclamando “perpetua a Pedraza y todos los responsables políticos y empresarios”. También estuvieron trabajadores de distintos gremios. Pasadas las 10, las pantallas gigantes mostraban a José Pedraza ingresando al recinto seguido por sus cómplices.

El viejo burócrata pidió la palabra, habló como hijo de ferroviario, como padre de familia. Se definió como trabajador, ferroviario y peronista. Buscó trasmitir dolor y compasión. Expresó (aún más) su crueldad cuando le pidió a la mamá de Mariano que lo mirara a los ojos para decirle “señora madre de Mariano Ferreyra, quiero decirlo desde lo humano, jamás promoví ni imaginé ni tuve nada que ver con el crimen de su hijo, que a mí, como padre, me dolió tanto como usted”. En los lugares de trabajo el juicio se seguía por tv, radio o los celulares. Al oír esto muchos estallaron en insultos.

Tras escuchar a otros tres criminales, se pasó a un cuarto intermedio hasta las cinco de la tarde.

Larga espera

Más de diez horas los militantes del PTS, del PO y otras organizaciones permanecimos con las banderas en alto reclamando por lo que venimos movilizándonos desde el día en que mataron a Mariano. A las 18:40 se volvió a llenar el recinto. Pedraza parecía tranquilo, miró hacia arriba, saludó. En el primer piso estaban los familiares de los asesinos. El juez, Horacio Días, comenzó explicando el porqué de las sentencias que se darían al final: desestimó el plan criminal y dejó a salvo a los funcionarios del gobierno. En la calle la indignación y las lágrimas. En los trabajos el debate no se hizo esperar.

En el subte muchos se embroncaron porque el fallo encubrió a responsables políticos como Tomada: “Administran una Justicia para los poderosos, los capitalistas y otra para los trabajadores; la misma Justicia que nos abre causas, que judicializa la protesta social”.

Más tarde se conocieron las sentencias: 15 años a Pedraza y su segundo, el “Gallego” Fernández. A los autores materiales, 18 años. A dos comisarios 10 años por “incumplimiento de los deberes de funcionariopúblico” (aunque el mismo tribunal reconoció que sin su participación el crimen era imposible). En el subte algunos no esperaban perpetuas, pero reconocían que “se condenó a uno de los burócratas más pesados”. Es que allí conocen bien a la burocracia. A los de la UTA los tuvieron que enfrentar más de una vez.

En la planta Victoria de Kraft también se opinó sobre el juicio. Para un compañero “hay una ley para los pobres y otra para los ricos. A cualquier que se robe un estéreo le dan diez años y a la lacra de Pedraza y su banda, que viven de la explotación, por matar a un pibe que reclamaba por los derechos de sus pares les dieron quince años, y con suerte cumplirán la mitad”. Otro confesó estar “decepcionado, esperaba, quizás ingenuamente, una condena ejemplar; pero sería un costo político muy grande para el gobierno que cuenta con tres patas fundamentales para ‘controlar’ al obrero: empresa, sindicato, Tomada. Cayó un burócrata, pero queda su aparato, el reclamo de justicia por Mariano sigue en pie y su lucha debe ser la de todos nosotros”.

Nicolás, que integra la Junta Interna de ATE-Promoción Social, estuvo en las afueras de Comodoro Py desde las 9 y no se fue hasta que escuchó la sentencia. “El juez -dijo- cuestionó a una de las abogadas de los heridos porque mostró pero no demostró su acusación, sino que lo hacía por su visión del mundo. ¡Si el propio juez falló por su visión del mundo! Este juicio entró en todas las casas, desde la televisión, porque era un juicio contra el trabajo tercerizado”.

Sigue la discusión

El lunes continuaron las discusiones. Un joven trabajador de una planta metalúrgica decía “Pedraza se tiene que pudrir en la cárcel”. Entre máquinas se cruzaban las miradas y se hacían oír la bronca y el odio.
Ana, estudiante de Sociales de la UBA expresó su “bronca porque mataron a Mariano, porque pudieron haber matado a más, porque matan a más. Bronca porque a más de dos años del asesinato este fallo dejó al descubierto cómo se complementan el poder político, judicial, policial, la burocracia sindical y sus patotas para seguir precarizando, explotando y matando a trabajadores y trabajadoras que se organizan contra los que los explotan. Bronca por el siniestro descargo del tribunal, que encubrió la responsabilidad del gobierno nacional en el armado del plan criminal. Pero no es bronca contenida, inmóvil, estéril; es bronca que se transforma en fuerza. Porque sus ideas no se fueron con él (ni con tantos otros) sino que hacen eco en miles y se multiplican en decenas de trabajadores, trabajadoras y estudiantes que hacen suya su lucha, nuestra lucha. Por la que seguiremos adelante hasta el final y por la que el día del fallo en ningún momento dejó de sonar el grito ¡Mariano Presente!”

Franco, de 14 años, también fue temprano a Comodoro Py. Para este secundario de Zona Oeste “el fallo muestra la complicidad entre el gobierno que se autodefine ‘de los derechos humanos’ y la burocracia asesina. Una vez más vemos que gobierno y burocracia van de la mano. Pregunto, ¿Mariano Ferreyra tenía la culpa de ser un joven revolucionario, tenía la culpa de querer defender los derechos de sus compañeros de clase y de luchar contra un sistema que lo único que nos da a los estudiantes es hambre?”

Fernando estudia historia en el Joaquín V. González. Él dijo que “no muchas veces un burócrata es sancionado por sus acto. El oficialismo nuevamente sale ileso de los tumultos en los que se lo ve involucrado, pero esto no detendrá la lucha obrera y los reclamos justos.”

El odio que expresan trabajadores y estudiantes es la base para seguir peleando por que ninguno de los culpables quede impune. Así como el crimen de Mariano no fue “final de juego”, como explica Pablo Villalba en la contratapa de este periódico, tampoco este juicio será final de juego para las movilizaciones. La lucha por justicia continuará hasta que todos los responsables estén presos, en el camino de sacarnos de encima a la burocracia sindical, a los empresarios y sus funcionarios políticos.

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