logo PTS

Editorial

ENTRE EL LOCK OUT RURAL Y EL GIRO AL FMI

¿Vuelve la acción directa?

La “recuperación” del kirchnerismo es, en gran medida, una ilusión. Está basada en la fragmentación política de los bandos capitalistas adversarios y en que recién empieza a despertar la clase trabajadora por sus reclamos.

Manolo Romano

27 de agosto 2009

La “recuperación” del kirchnerismo es, en gran medida, una ilusión. Está basada en la fragmentación política de los bandos capitalistas adversarios y en que recién empieza a despertar la clase trabajadora por sus reclamos.

El lanzamiento del lock out agrario por ocho días es un signo de la impotencia de la oposición para satisfacer en el Congreso las demandas de sus patrones de la Mesa de Enlace, como también de lo efímero del respiro de “gobernabilidad” que habían obtenido los Kirchner con la postergación de las facultades para fijar las retenciones. En definitiva, las maniobras del gobierno de recuperarse utilizando la mayoría parlamentaria que conserva hasta diciembre, como beneficio del adelantamiento de las elecciones, sólo pueden dar salidas precarias porque no está sostenida en la verdadera relación de fuerzas para imponer su autoridad a las clases dominantes (lo mismo puede pasar con el proyecto de una nueva Ley de Medios que resistirá el Grupo Clarín).

En esta situación de la crisis de los de arriba, de un gobierno débil y una oposición fragmentada que no puede reemplazarlo, las patronales intentan imponer sobre el terreno lo que no consiguen en la esfera política. Como hace la multinacional norteamericana Kraft-Terrabusi, que trata de deshacerse de la organización sindical en el lugar de trabajo, mientras el gobierno no terminó de armar por arriba el famoso Consejo Económico y Social que prometen como una concertación pacífica entre empresarios y sindicatos. Ante su fracaso en el Congreso, la patronal del campo vuelve a apelar a las medidas de acción directa. Pero esta vez, en medio del creciente descontento con la inflación, la disputa entre el gobierno y el campo que amenaza con afectar aún más los precios de los alimentos, no sólo no concitará el entusiasmo de las clases medias como en el 2008, sino que echarán más leña al fuego a la bronca con el salario y la inestabilidad del empleo que se extiende en la clase trabajadora. Los “pequeños productores” de Río Negro y Neuquén, que llamaban por entonces a sus peones a apoyarlos contra la 125, ahora enfrentan los piquetes y cortes de ruta por el reclamo salarial de los obreros rurales de la fruta. La tendencia creciente de la situación nacional es la vuelta de la acción directa de los trabajadores.

Cuatro frentes de lucha

Las manifestaciones de un nuevo movimiento obrero son múltiples y muy extendidas. Las motoriza en primer lugar el masivo descontento salarial, que por el ahogo de la dirección de los sindicatos no siempre se puede expresar en luchas. La huelga de 6.000 petroleros de Santa Cruz durante 17 días ha sido un enorme ejemplo por el reclamo que recorre la mayoría de los gremios, como el de los ferroviarios de La Fraternidad y la UF. El contagio llegó a los obreros de las multinacionales pesqueras, que van al paro contra las cuatro cámaras empresarias que sostuvieron que “no están dadas las condiciones económicas ni financieras para afrontar una suba salarial, menos aún con el adverso contexto internacional de los mercados”.
El segundo motor son las crisis fiscales en las provincias como Córdoba, donde Schiaretti amenaza declarar la “emergencia económica” porque no puede pagar a jubilados y estatales, y volver a las cuasimonedas, o el propio gobierno de Scioli que anuncia el retraso en el pago de sueldos.

Esto generará respuestas de los trabajadores como las que ya vimos con los municipales de Córdoba, en las actuales luchas de los trabajadores de la Salud en Tucumán o los estatales de Jujuy.

El tercer frente de lucha de los trabajadores es la resistencia a los despidos y suspensiones que vimos en la industria automotriz, y persiste en la situación de empresas en crisis. En muchas de ellas se ponen a prueba las salidas “para salvar el empleo” que aplica el gobierno y suelen estar implicados sus capitalistas amigos. Como en el caso de los metalúrgicos de Mahle, que compromete al empresario K Cristóbal López. O Sergio Taselli, el vaciador de Río Turbio y ferrocarril Metropolitano, que enfrenta en Santa Fe la toma de los trabajadores de Luz y Fuerza de la usina Sorrento, pidiendo su estatización, y en el frigorífico Santa Elena de Entre Ríos, al sindicato que denuncia “incumplimiento del Ministerio de Trabajo de la Nación en la fecha de pago de los subsidios otorgados como parte del Programa de Recuperación Productiva (RePro)” con que el Estado le subsidia al empresario amigo los salarios de 200 trabajadores de la carne.

Todos estos procesos están cruzados por el surgimiento de nuevos delegados y peleas por conquistar una nueva representación sindical, como la que esta semana protagonizaron los judiciales de Puerto Madryn, que marcharon por el reconocimiento de su sindicato; lo vienen haciendo los trabajadores del Subte o está en el centro de los grandes conflictos como Terrabusi.

Conciliaciones obligatorias y libertad sindical

Con los Kirchner ha vuelto el “fútbol gratis para todos”, pero si usted está en huelga tenga mucho cuidado con las conciliaciones obligatorias del virrey del Trabajo. En Santa Cruz, a pesar del triunfo que significó que las empresas multinacionales retrocedieran en parte de las demandas tras la gran lucha de 6.000 petroleros durante 17 días, el ministro Tomada sancionó con una multa de 350 mil pesos al sindicato de la provincia por desobedecer el arbitraje del gobierno, que los mandaba a terminar con la huelga sin satisfacer sus demandas, y bajo coacción de las petroleras que enviaron miles de telegramas amenazando con despidos. Encima, la burocracia sindical de Petroleros y Gas Privado, que dirige Roberti, intenta intervenir la seccional del gremio santacruceño por haber continuado con la medida. Este intento de maniatar la libertad sindical y el pleno derecho a huelga se plantea también ante la patronal de Kraft-Terrabusi, donde el Ministerio viene dejando correr la maniobra de la empresa norteamericana de no acatar la conciliación (llegando al colmo de encerrar a los 160 “reincorporados” a 500 metros de la planta de producción), porque persiste en el objetivo de barrer con un amplio sector combativo y con la conquista del Cuerpo de Delegados de los más de 2.500 obreras y obreros de la planta. Rodolfo Daer del Sindicato de la Alimentación, que encabezó la marcha al Ministerio por la reincorporación de todos los despedidos, sigue sin llamar a un paro de todo el gremio; y no reclama la plena legalidad para el Cuerpo de Delegados -aunque esto figure en los estatutos del sindicato- como tampoco lo reconoce el Ministerio, lo que significa una concesión a la patronal imperialista que avasalla la democracia sindical. Después de la marcha a la Capital de los trabajadores de la alimentación se reanudó el paro en la planta de Pacheco, mostrando que hay un nuevo movimiento obrero que no está dispuesto a aceptarlo.

Preparar una lucha nacional

Es necesario rodear de apoyo cada lucha como la de Terrabusi, y reclamar en todos los sindicatos la preparación de un paro general y un plan de acción nacional convocado por la CGT y la CTA para responder como clase unificada en todos los frentes para que la crisis no la paguemos los trabajadores; por el salario contra la intransigencia patronal, contra los despidos y suspensiones en las empresas en crisis, ante las crisis fiscales que recaen sobre los estatales y docentes en cada provincia. En esta tarea está planteado agrupar a todos los sectores combativos y antiburocráticos para apoyar hasta que triunfen las luchas que se están librando y por la defensa de la más completa democracia sindical. “Estoy orgulloso de pertenecer a la lucha de los trabajadores de Terrabusi, no de pertenecer al grupo patronal Kraft”, dice un obrero de alimentación en huelga. Esta identidad de clase que comienza es lo que tenemos que ayudar a desarrollar organizando una corriente nacional que dé pelea en todos los sindicatos por la independencia política de los trabajadores.


Acercamiento al FMI, INDEC y canje de Bonos

Al Fondo a la derecha

por Armando Mouzo

La cosa no da para más. El superávit fiscal de julio fue de $766 millones, cuando en el mismo mes de 2008 fue de $4.022 millones, una caída del 80,9%. Las provincias tienen un abultado déficit fiscal, que en Buenos Aires llega a $5.000 millones y en total alcanza los $10.500 millones (Clarín, 26/7/09). En muchas de ellas no recaudan para abonar los sueldos y se están planteando emitir cuasimonedas como en el 2002.

Esta situación es consecuencia, por un lado, de la crisis internacional que deprime la economía y, por el otro, de la fuga de capitales de la burguesía que en lugar de invertir sus ganancias se las lleva al exterior.

El gobierno pretende emparchar la situación recurriendo al crédito externo: más endeudamiento. El ministro de Economía, Amado Boudou, planteó la estrategia de “volver al mercado de capitales”.

Pero, las primeras negociaciones con los emisarios del FMI, aunque Boudou haga todo lo posible por tener el visto bueno del capital financiero y conseguir fondos externos, deja en claro que no tiene fortaleza para imponer la condición que declaman “para mantener el modelo” y rehuir de los ajustes fiscales: que esto se haga sin injerencia del Fondo en una revisión de la economía argentina.

De todos modos, el gobierno se propone disimular el escándalo del INDEC mediante la primera reunión del titular de este organismo con el Consejo Académico encargado de auditarlo. Esta reunión coincide con la visita del director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, el chileno Nicolás Eyzaguirre, quien se entrevistó con Boudou para discutir esta vuelta al FMI. El segundo paso consistiría en un plan de pagos para cancelar la deuda con el Club de París y un acuerdo con los fondos buitres que no aceptaron el canje de deuda.

Como parte del plan, el gobierno lanzó un canje de deuda de los bonos que se ajustan por el CER (la inflación), con vencimientos desde el 2010 hasta el 2012. Dichos bonos se cambiarían por otros de más largo plazo, que se ajustarían por la tasa Badlar (el interés que se paga por los plazos fijos de más de $1.000.000), más un 2,75%. Los analistas financieros consideran que este canje tendrá un rotundo éxito ya que “sólo el 35% de la deuda con CER está en manos de privados, mientras que el resto se reparte entre ANSeS, BCRA y otras reparticiones del Estado” (Cronista 21/08/09). Pero además es un jugoso negocio para los especuladores, porque al estar “dibujado” el CER la tasa de interés de los bonos será mucho más alta (ver Cuadro 1). También hay que tener en cuenta la comparación con los países imperialistas, donde se calcula que la tasa Badlar del 2008 fue del 13,5%, a lo que se debe sumar el 2,75%, lo que da un interés del 16,25%, mientras en Europa la tasa de los bonos es del 2% y en EE.UU. prácticamente 0%. Pero también supera la de los países latinoamericanos (ver Cuadro 2). Como si esto fuera poco hay que recordar que las transacciones financieras no pagan impuestos, una rémora del menemismo que el gobierno se empeña en mantener.

Llamativamente, la oposición patronal y la centroizquierda encabezada por Pino Solanas y Sabatella, mantienen silencio, hasta ahora, sobre estas operaciones.

Esta es una nueva entrega del gobierno kirchnerista. Hay que recordar que las patotas de Moreno y UPCN, y hasta la presidenta, acusaron a los trabajadores del INDEC que luchan contra la intervención de hacerle el juego a los bonistas. Hoy, mientras los K siguen ocultando la inflación real, les salvan los intereses a los especuladores, mientras las mediciones truchas cumplen el rol de ocultar la pobreza e impedir que los salarios se ajusten por la inflación real.

De “nacional y popular” este gobierno no tiene nada, y sus famosos anuncios de obras públicas, amén de insuficientes, no se llevarán adelante. Para los trabajadores y el pueblo no hay otra alternativa que terminar con esa soga al cuello que significa la deuda externa, luchando por el no pago. Boudou afirmó que en este año se pagaron U$S 20.000 millones y el año que viene se pagarán U$S 13.000 millones. Con estas cifras astronómicas, se puede comenzar de inmediato por dar un seguro a todos los desocupados de $1.500 y comenzar a implementar un plan de obras públicas que satisfaga las necesidades de viviendas, agua, cloacas, gas natural, escuelas y hospitales.

Esta medida debe ir acompañada por otras como la nacionalización de la banca y el comercio exterior, controlados por los trabajadores. Son las únicas medidas realistas para impedir la fuga de capitales, y para poner estos recursos en función de los intereses del pueblo pobre. De la misma manera, gravar la renta financiera es otra fuente de recursos para implementar los planes mencionados.

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: