por Emilio (indec)

Cuenta la historia del club de mis amores que un grupo de jóvenes cadetes que no podían jugar en el equipo de una tienda decidieron fundar en 1905 un club “independiente”, al poco tiempo sus ideales socialistas definieron el color de la casaca. Más allá de la leyenda, nada tiene que ver la gloriosa historia de mi club con los ideales que quiere transmitir la hinchada, hace mucho tiempo dirigida por sectores de la burocracia sindical moyanista.
Como si fuera algo propio de la naturaleza y detrás de un supuesto proteccionismo de mercado de “defensa nacional” se esconden despidos, persecución de los sectores más empobrecidos y más desprotegidos o que tengan los peores trabajos; como ocurre en nuestro país con los trabajadores de los países limítrofes o en Europa con los africanos o europeos del este. Esto es una herramienta utilizada por las burguesías y sus gobiernos para descargarla sobre los trabajadores y el pueblo pobre. Por eso no son casualidad las banderas de Bolivia y Paraguay esgrimidas por los barras del Rojo contra la hinchada de Boca. Según diversas fuentes con arreglo previo con la fascista policía federal.

No es la primera vez que una barra, cuando no ligada a directivos mafiosos, a burocracias sindicales o a los empresarios, cometen hechos xenófobos. Quienes amamos este deporte, debemos repudiar y combatir toda campaña discriminatoria que no hace más que alimentar el odio racial contra los oprimidos del pueblo; que en realidad esconde el verdadero motivo: la defensa de los intereses de los empresarios quienes no reconocen de banderas a la hora de explotar a los trabajadores.