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ELECCIONES 2011

(Sólo en internet)

A la izquierda del gobierno no hay una pared (post demorado para los compañeros de Prisma y CAUCE)

A continuación reproducimos un post de Santiago D. en el blog La Troskotrinchera

PTS

14 de julio 2011

Por Santiago D.

Bueno, claramente cuando uno promete cosas en campaña electoral suele exagerar. En el medio de la preparación de la fiscalización y en las elecciones mismas se hacía complicado continuar el debate con el otro sector de la Izquierda Independiente: los compañeros de CAUCE y Prisma y su llamado a votar por una opción anticapitalista en general o por el Frente de Izquierda en particular. Pero ya pasado el temblor podemos finalmente avanzar en este sentido y en qué perspectivas y desafíos se avistan en el horizonte de la izquierda anticapitalista. Pero antes es necesario una primera aclaración: desde la Juventud del PTS hemos cometido un error en la nota que publicamos en nuestra prensa. Estuvo mal definir al “sujeto” con el que debatíamos como la “Izquierda Independiente” a secas. Precisamente porque en este (amplio) espacio militante existen organizaciones que no sólo no se referencian en la postura tibia de La Mella y el Frente Popular, sino que incluso nos han llamado a votar, como es el caso de estas dos corrientes a las que este post va dirigido. Desde ya que no ha habido mala leche en la definición que hicimos, fue mas bien un descuido que más de un compañero me ha señalado y me parece importante aclarar. Y ya hecha la aclaración, vamos a los bifes.

La llamada Izquierda Independiente, cuyas fuerzas comparten, más o menos, un mismo “génesis” en 2001 constituye un campo ideológico de izquierda que puede amalgamarse como entidad concreta como contraposición de la izquierda partidaria (aunque no en todas las corrientes sea así, en realidad toda lectura unilateralista que intentemos será insuficiente), con la que debaten desde espacios militantes comunes y proyectos políticos no siempre contrapuestos. Sin embargo esta contrastación no los ubica necesariamente en veredas distintas a la nuestra. Porque "de izquierda" somos todos y no hace falta sacar un zurdómetro para medir quién es el mas kapanga, basta ver las calles y los espacios de militancia donde luchamos juntos y cómo lo hacemos para diferenciar “amigos” de “enemigos” desde una perspectiva estratégica. Por eso no sorprende el hecho de que tengamos acuerdo Prisma, CAUCE y nosotros cuando afirmamos sin resquemor que las elecciones no son EL espacio desde el cual impulsar una transformación revolucionaria de la sociedad. Desde el Frente de Izquierda mas bien aprovechamos tácticamente aquellas brechas coyunturales en los espacios de masas para agitar a los cuatro vientos nuestra ponzoña subversiva, por lo general siempre reducida a núcleos pequeños de vanguardia en colegios, universidades y sindicatos. El debate público de los candidatos fue un claro ejemplo de esto: allí Miriam Bregman pudo denunciar algo que todos los zurdos pensábamos mientras lo mirábamos; que aunque Macri no estuviese presente, su agenda política macartista y represiva era balbuceada por el conjunto de los candidatos capitalistas. Lo mismo con la banca conquistada en Neuquén: allí Alejandro López y Raúl Godoy plantean el debate acerca de los altísimos salarios de nuestra casta política profesional y afirman, de cara al conjunto del pueblo trabajador, que ellos cobraran lo mismo que cobraban en la fábrica y que volverán a la misma una vez finalizado su mandato. Y esto último no es una idea del PTS o del Frente de Izquierda. Fueron los trabajadores de la Comuna de Paris de 1871, gobierno obrero y popular asesinado en el huevo, los primeros en plantear la necesidad de borrar el abismo que divide al pueblo de la política, cristalizado (en parte) en el salario que la burocracia estatal recibe por administrar el Estado. Desde esta perspectiva, no podemos más que compartir la visión dialéctica que hace Prisma de la izquierda en contra de la visión de La Mella o el Frente Popular, que pretenden un nacimiento “ex-nihilo” de sus corrientes por fuera de la rica tradición que nos nutre (pero también que padecemos). Y si bien nos ha tocado ser parte de un marxismo en retroceso y resistencia y hemos perdido todo contacto sistemático con las masas (reducidas nuestras fuerzas a pequeñas ligas de propaganda, impotentes para detener la restauración burguesa de las décadas pasadas, incapaces de vencer a la burguesía ante la descomposición de su régimen de dominación en el 2001) no han disminuido un ápice las energías de nuestro proyecto emancipador, que es la conquista de una sociedad socialista dirigida por los explotados y oprimidos. El Frente, con sus límites, intenta hacer de esas experiencias del pasado los arietes con los cuales golpear las puertas del futuro. Pero para aquel asalto tampoco basta únicamente con la lucha en las calles ni la unidad en sí misma como repite el coro del sentido común que busca el bloque unitario de una izquierda castrada. Daniel Bensaíd afirmaba que el marxismo no es una normalidad trascendental (ni tampoco un bisturí esterilizado con el que se le puede hacer una autopsia a la Historia) sino una racionalidad inmanente que expresa, como elección estratégica, un deseable que sería a la vez una necesidad optativa y una posibilidad efectiva. Dentro de este marco común, nos separan de Prisma y Cauce discusiones mas profundas que las meras “mezquindades”, o “los vicios burocráticos de la izquierda tradicional”, es decir, la discusión de los métodos. Partimos de querer un partido y ellos no, pues parten de endilgar una inmanencia burocrática a esta forma de organización. Creemos que este es un debate más que válido y que tenemos planteado profundizar. Por otro lado, personalmente comparto formalmente la necesidad que levantan ambas corrientes de una nueva “cultura militante”. Formalmente, porque este debate recién comienza y el peligro de utilizar significantes tan rimbombantes es que detrás de ellos no haya nada nuevo para contar (como hace La Mella cuando habla de sus “nuevas practicas”…para terminar haciendo lo mismo). Imagino a esa “nueva cultura militante” referenciada en la militancia de base y democrática, profundamente ligada a la clase trabajadora, no como educadora ni solo como compañera de trinchera, sino como constructora de una experiencia en movimiento hacia el futuro y en integración dialéctica con la Historia. Una “cultura militante” pensada como sucesión de actos conscientes que nos acercan a un objetivo común que establece entonces la delimitación estratégica que arriba mencionaba, pero con la flexibilidad táctica que hace posible el discernimiento entre tendencia y coyuntura y nos aleje de las necedades que nos atan las manos. Yo me sumo, desde mi militancia troska, linda y loca, a la aspiración de los compañeros por una nueva izquierda.

Los acontecimientos recientes en Medio Oriente y en Europa y la lucha de los estudiantes chilenos han vuelto a poner a las masas y a los trabajadores en el ojo de la tormenta de la historia. El 2011 ha sido a los ojos del mundo una gran visagra por la que se han dejado ver una intensidad en la lucha de clases que no existía desde hace décadas. Los grandes medios imperiales deben exhumar la palabra ‘Revolución’de la tumba que le cavaron para explicar fenómenos que no se condicen con el final de la Historia que ellos decretaron. Por casa, la derecha reaccionaria, la mas firme defensora de la voluntad imperial, ha tomado nota de la convulsiva y frágil situación que la rodea y se prepara. Sus tareas preparatorias para el próximo periodo marcan la agenda de todos los políticos patronales: se fortalece el aparato represivo y con él la capacidad de poder de fuego de la burguesía; se relegitiman las instituciones democráticas capitalistas y con ellas el conformismo y la apatía.

Desde la izquierda no podemos estar por detrás de nuestro enemigo, es necesario abrir un debate estratégico entre los jóvenes militantes de la izquierda, acordar tareas y objetivos comunes, sin charcas ni mezquindades, para poder plantearnos seriamente la posibilidad de vencer. El gobierno niega lo evidente. A su izquierda no hay ninguna pared, sino una izquierda clasista cargada de futuro.

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