Tras la detención y procesamiento del espía Ciro James, el escándalo de las escuchas ilegales arrojó al gobierno de Macri al descrédito popular, comprometiendo seriamente la suerte de los ministros de Justicia y Educación, Guillermo Montenegro y Mariano Nadorowsky. Apelando a una operación de salvataje, Macri pasó a planta permanente a 16.500 contratados y reemplazó al jefe de la Policía Metropolitana, Osvaldo Chamorro, por el diputado Eugenio Burzaco, “un civil”, tal como exigían los kirchneristas y la Coalición Cívica.
Desde hace unos días los medios y el gobernador Scioli volvieron a la carga pidiendo la sanción completa de la baja de edad de imputabilidad para los menores y planteando que la policía “tiene que abatir delincuentes” como si hubiera que aclararle a los asesinos de tantos casos de gatillo fácil que tienen que matar.
Reporteamos a Leandro Sorribas, delegado de ATE contratado del RUB-GCABA.
Pablo Palacio, escritor ecuatoriano (1906-1947), en su breve obra mostró la “doble faz” de lo real: de la “abstracción” o generalización del “mundo real” a “lo que se calla” (la vida individual). Desplegó una variedad de personajes, donde lo individual se ¿conjuga? (o sufre, u opone) a esa realidad “moderna” que se dio –en cada caso, con particularidades “únicas” también- en la mayoría de los países de Latinoamérica, en las primeras décadas del siglo XX.
“Nostalgia de escuchar su risa loca y sentir junto a mi boca como un fuego su respiración”, fanfarronea Biolcatti mientras le enseña a un empresario amigo la foto de una “amiguita”. De la pantalla de su celular despunta la figura de la joven en un spa de la Angostura, en uno de esos escapes que el ruralista suele tomarse para distenderse.