“La gente viene con redes a pescar al río y los vigilantes se lo impiden; vienen en coches destartalados para coger las naranjas arrojadas, pero han sido rociadas con kerosene. Y se quedan inmóviles y ven las patatas pasar flotando, escuchan chillar a los cerdos cuando los meten en una zanja y los cubren con cal viva, miran las montañas de naranjas escurrirse hasta rezumar podredumbre; y en los ojos de los hambrientos hay una ira creciente. En las almas de las personas las uvas de la ira se están llenando y se vuelven pesadas, listas para la vendimia” (John Steinbeck, Las uvas de la ira, 1939)
La Marcha del Bono fue un movimiento espontáneo de los veteranos de guerra desocupados. Los negros fueron los más activos integrantes de esos contingentes que se dirigían desde distintos puntos hacía la capital, Washington D.C. : “Héroes en 1917 – Mendigos en 1932”, era una de las consignas que colgaban de los trenes de carga y de los automóviles que los transportaban.
La huelga de Toledo de 1934 fue significativa por su radicalidad, por el alto grado de militancia obrera en los piquetes, y por mostrar por vez primera el gran papel que podían desempeñar los desocupados en apoyo a una huelga de obreros industriales.
En los primeros años de la década, la central sindical AFL había hecho un “acuerdo de paz” con la gran patronal automotriz a cambio del reconocimiento oficial de sus sindicatos por empresa. Trabajadores y partidos de izquierda (socialistas, comunistas y otros grupos) impulsaban un nuevo sindicato en la ciudad de Flint (Michigan) para unificar a los automotrices y no dividir su fuerza por empresas.
Este miércoles 1/10, se llevó a cabo en la Facultad de Derecho de la UNC, una Charla-Debate sobre la Criminalización de la protesta social, organizada por el CeProDH.
7 Años de Control Obrero!
No al Remate! Si a la Expropiación!
Festival Solidario
Jueves 9 de octubre